Poco a poco Letizia ha ido apartando a la reina Sofía de sus funciones. Ahora es emérita, aunque ella siempre mantenga su responsabilidad de reina. A ambas les ha costado años entender que en que posición juega cada una. A la mujer de Juan Carlos le ha costado desprenderse de su cargo y no le ha gustado que la mujer de Felipe se lleve todos los halagos y se empiece a olvidar su buen hacer como reina en cuatro décadas. Está celosa. La madre de Leonor y Sofía es una de las ‘Royals’ más elegantes y queridas a nivel internacional. Sofía también consiguió ese título, en España era la reina más querida.
A diferencia de Juan Carlos, la reina Sofía ha conseguido mantener su imagen. Ella es la única que continúa ligada a la institución y percibe un sueldo de los Presupuestos Generales del Estado. Cumple con alguna función, pero cada vez sus compromisos son menores, y no por diferencias con Letizia sino por su avanzada edad. No tiene ningún problema de salud, pero tampoco puede adquirir tanta carga.

Sofía comprendió desde el primer momento cuál era su sitio en el reinado de Juan Carlos. El emérito la ha humillado en múltiples ocasiones, pero ella se ha mantenido siempre firme a su lado, por lo menos cara a la galería. Nunca se divorciaron porque estaba mal visto, pero estaban separados. Fue consorte del Jefe de Estado y responsable al 50% de transmitir valores y enseñanzas al actual rey de España, Felipe VI.
Los que la conocen bien saben que es una mujer muy exigente consigo misma y por consecuencia con los demás. Siempre se ha rodeado de personas de la mayor confianza, como sus asesores, el equipo que consiguió mantenerla como una de las reinas más queridas. Siempre quería a su lado personas de total confianza, con una condición, que sean capaces de soportar la presión de su trato implacable. Es rigurosa y exigente con todas las personas que trabajan a su servicio. Algo que tampoco ha cambiado con Letizia.
La verdad sobre el exigente carácter de la reina Sofía
“Sabía perfectamente las amigas íntimas que su marido tenía, pero ella está educada a la vieja usanza, de una forma muy conservadora. Prefería tener a una pareja desleal a separarse. Ella concibe el matrimonio para toda la vida y aceptó también ser reina para toda la vida, como el que acepta un trabajo”, asegura Alejandro Picazo para El Cierre Digital.

“Se ha guardado las humillaciones para ella hasta que llegó el accidente de Bostwana, en el que el rey tuvo que ser hospitalizado porque se rompió la cadera, y en el hospital se encontró con su amante y tuvo que “competir” con ella por conseguir su atención. Fue tal el batacazo emocional que se llevó, que puso fin a más humillaciones, pero nunca pensó en separarse por la educación que recibió y porque no quería terminar con su condición de reina.”, añadía el periodista.
Otro de sus amigos le contó que a la emérita le gustaba ejercer de reina. Por ello era una persona muy exigente, hasta el punto de tratar muy mal al servicio. “Los tripulantes de Elcano pasan varios meses en la mar haciendo trabajos muy duros. Cuando la reina iba a ver su hijo Felipe era muy exigente. A Sofía le gustaba que se pusieran a sus órdenes y pasaba revisión a las tropas. Se sentía muy cómoda en su situación de Jefa del Estado y le gustaba que le hicieran reverencias. Y al que no le hacía reverencia o no la hacía a su gusto le abroncaba. De este carácter de Sofía, el Rey Juan Carlos se quejaba en varias ocasiones. Llevaba rectos a toda su familia. Este era un elemento por el que el rey emérito se alejaba de su mujer.”, recordaba el amigo del periodista.