"Quise renunciar a mi título real y marcharme de la Casa Real británica para poder vivir una vida normal". Así de contundente se mostraba el príncipe Enrique en una entrevista publicada hoy en el Mail On Sunday donde explica que lo estuvo pensando al volver de su experiencia dentro del ejército en Afganistán. Una decisión que finalmente no tomó por respeto a su abuela: "Es una cuestión de lealtad".

Sale a la luz esta última confesión después de asegurar al medio inglés Newsweek que ningún miembro de la familia real quiere convertirse en rey: "Pero cuando llega el momento, se prima la monarquía".

Al recordar los malos momentos que vivió a raíz de la muerte de su madre, ha asegurado que todavía no está del todo recuperado: "Ningún niño tan pequeño tendría que ir al funeral de su madre, y menos bajo la atenta mirada de miles de personas como me pasó a mí. A veces todavía me siento como si viviera en una pelota de cristal, pero poco a poco voy gestionándolo mejor".

 

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El príncipe Enrique ahora se encuentra inmerso en la ayuda humanitaria: "Adoro la beneficencia, encontrar personas y hacerlas sonreír"; una nueva tarea que comparte al lado de su pareja, la actriz americana Meghan Markle. Y se muestra convencido que de tener hijos en su lado, estará determinado a darles una vida "relativamente normal".