El rumor de que el príncipe Harry no sería hijo biológico de Carlos III, sino del antiguo amante de Lady Di, el comandante James Hewitt, ha resurgido con fuerza en diversos espacios de Internet. Según divulgadoras como Laura Rodríguez y Paula Channel en YouTube, existiría una conspiración dentro de la familia real británica para ocultar la “verdadera” filiación del duque de Sussex. Estas teorías, apoyadas únicamente en coincidencias físicas y conjeturas, desafían de manera radical la versión oficial que sitúa a Carlos III como el padre legítimo de Harry. 

El origen del rumor  

El origen de la especulación se remonta a los años ochenta, cuando Diana de Gales reveló en una entrevista con la BBC que mantuvo un romance extramarital con su profesor de equitación, James Hewitt, entre 1986 y 1991. Los tabloides británicos aprovecharon aquel escándalo para sugerir que el cabello rojo y el parecido facial de Hewitt y Harry no serían meras coincidencias. Imágenes de ambos en brazos de Lady Di se viralizaron, alimentando la idea de un parentesco oculto que, según algunos lectores, explicaría la rebeldía y la postura crítica de Harry frente a la monarquía. 

Sin embargo, el dato cronológico más contundente refuta la posibilidad biológica: el príncipe Harry nació el 15 de septiembre de 1984, mientras que el idilio entre Diana y Hewitt no comenzó hasta 1986. El propio Hewitt ha negado en múltiples ocasiones cualquier vínculo paternal con Harry, señalando que en el momento en que inició su relación con la princesa, el pequeño ya caminaba y mostraba rasgos muy definidos de la línea de los Windsor. 

Expertos en carácter hereditario también han apuntado a diferencias notables en la dentadura y en la textura del cabello. Un estudio forense de rasgos faciales encargado extraoficialmente por la Casa Real concluyó que, si bien ambos presentan barbillas prominentes, los dientes y el tipo de rizos son distintos: Harry lleva un cabello rizado, típico de la rama escocesa de la familia real, mientras que Hewitt tenía el pelo liso y un tipo de dentadura más pronunciada en los colmillos, rasgos muy británicos que Harry no comparte. 

Harry sobre las especulaciones 

La propia voz de Harry en sus memorias, Spare, aborda el rumor con humor y crudeza. En el libro, el duque menciona que algunos tabloides llegaron a intentar pruebas de ADN, convencidos de que aquel “chiste” sobre James Hewitt como su verdadero padre podría aportar sensacionalismo y vender más periódicos. Harry recuerda incluso que bromeó con la idea de someterse a una prueba genética para zanjar de una vez por todas la especulación, pero siempre dentro de un contexto de desmentido frontal a esa teoría conspirativa. 

En su canal de YouTube, Laura Rodríguez y Paula Channel insistieron en la teoría, citando supuestas fuentes anónimas del entorno de la Casa Real. Aseguran que los testimonios de asistentes y escoltas apuntan a un encubrimiento deliberado y a indicios amorfos como cartas y fotografías privadas. No obstante, carecen de documentación verificable y se apoyan en testimonios de segunda mano que las propias plataformas de streaming no han contrastado independientemente. En definitiva, la teoría de que el príncipe Harry sea hijo de James Hewitt carece de fundamento científico y no resiste el escrutinio de datos cronológicos ni genéticos. Más allá de la anécdota sensacionalista que alimentan algunos creadores de contenido, la historia oficial y los propios testimonios de los protagonistas apuntan a que Carlos III es, indiscutiblemente, el padre de Harry.