El rey Felipe no tiene demasiadas cosas que hacer más que saludar al personal, dejarse caer en actos institucionales a poner cara de interesado y de intensito y poner cara de circunstancias cuando va arriba y abajo, presidiendo acontecimientos con mucho protocolo y mucho de tufo a naftalina. Más allá de sus ratos libres, que son muchos, y de dar rienda suelta a sus aficiones (como ir a esquiar, ir a zamparse festines con sus amiguis o ir en vela), al Borbón hay alguna de estas obligaciones protocolarias que le gusta presidir o protagonizar. Su día grande, el día que tiene marcado en rojo en el calendario, es la Nochebuena, cuando perpetra su discurso sentado en la silla en una sala de Zarzuela y pega la turra a los ciudadanos. Pero aparte de esta, hay una actividad que le entusiasma, donde se le ve como pez en el agua y donde siempre muestra una sonrisa satisfecha de oreja a oreja. ¿Cuál? La entrega de las cartas credenciales a los diferentes embajadores de los diferentes países.

DL u448023 009
Felipe, a punto para entregar las Cartas Credenciales / GTRES

Las Cartas Credenciales acreditan a la persona titular de una embajada extranjera como representante de su país en España, y su entrega motiva una ceremonia de presentación que figura entre las más antiguas todavía vigentes en el mundo y es uno de los actos más solemnes que se celebran en el país donde reina el Borbón. Un acto con toda aquella parafernalia, protocolo y olor de rancio que tanto gusta a la Casa Real, y donde Felipe va saludando a los representantes y encajando manos a tutiplén. Aquí tienen unos cuantos ejemplos:

Aquí ven el momento culminante del acto. Antes, sin embargo, tiene lugar una escena donde hay un claro protagonismo animal... Y es que siempre tienen prevista una comitiva de caballos que van a recoger a los embajadores en el ministerio de Asuntos Exteriores y que les lleva al Palacio Real de Madrid.

Un paripé que la última vez no se pudo hacer, y que tal como recuerda Monarquía Confidencial, "hace unos días, por falta de otros sementales la celebración de las cartas credenciales se tuvo que realizar en Cadillac". Ahora, sin embargo, un salvador en forma de semental acaba de salvar a Felipe de cara a poder seguir haciendo eso que tanto le gusta. Y es que como dice el mencionado medio, "las Reales Caballerizas del Palacio Real de Madrid dan la bienvenida a un nuevo miembro". Se trata de 'Néron', un joven semental que se suma a la familia equina de la Casa Real, que participará en actos oficiales y acontecimientos importantes como este. Este caballo con nombre de emperador romano que lo quemó todo formará parte de la nueva comitiva, al lado de otros caballos, de recogida de embajadores.

Tal como explica el 'caballerizo mayor', el animal se encuentra en pleno proceso de adaptación y, atención, "en el que está aprendiendo su nombre para que identifique que se dirigen a él y también les ponen música como los himnos nacionales"... Todo muy patriótico. "Por el momento, este joven Nerón, seguirá bajo la tutela de los expertos jinetes y mozos de cuadra del Palacio Real que perfeccionará sus habilidades y se preparará para participar en los eventos oficiales de la Casa Real"... Chim pum... Solo falta la pandereta.