El rey Felipe y la reina Letizia, la parejita feliz, cosa que nadie se traga, continúan con su matrimonio, patadón arriba, como dirían los futboleros, haciendo ver que la suya es una relación llena de amor y escondiendo bajo la alfombra los escándalos, las directas y las indirectas del examante de la asturiana, el empresario navarro Jaime del Burgo. No sabemos si Felipe habrá pensado alguna vez cómo sería su vida de diferente si hubiera continuado enamorado de alguna de las parejas que tuvo antes de conocer a la reina. ¿Cómo le habría ido al Borbón si no hubiera partido peras con la noruega Eva Sannum? ¿Cómo estaría ahora si hubiera continuado con la norteamericana Gigi Howard? Este lunes les hablábamos de otra de las célebres exparejas del rey, la madrileña Isabel Sartorius, que se dedica a hacer de coach en inteligencia emocional y que mantuvo una relación con el recientemente difunto César Alierta. Este martes les hablamos de qué se ha hecho de quien fue la primera novieta que tuvo el entonces príncipe, su primer amor de juventud.
Hablamos de Victoria Carvajal y Hoyos. Corría el 1983, cuando ella tenía 17 años, cuando ella y un joven Felipe despertaron al amor, con una relación que los dos recuerdan como parte de su pasado muchos años después, tantos como 40. Era una aquella época en que los dos estudiaban en el colegio de Santa María de los Rosales, la misma escuela donde años después fueron sus hijas. Las dos familias tenían relación, estaban bastante unidas, de hecho, muy buena relación, ya que su padre, el marqués de Isasi (Jaime Carvajal de Urquijo), se hizo amigo de Juan Carlos cuando los dos eran niños en Las Jarillas y compartían actividades deportivas. Con el tiempo, empezaron a coincidir en Mallorca los veranos, y así, durante las tardes de julio y agosto, se fue encendiendo la llama entre Felipe y Victoria.
Después de aquel romance de hace siglos, Carvajal ha preferido estar en un segundo plano, lejos de los focos y de la atención mediática, apartada de la intensa actividad social de otros miembros de la jet set. Y eso que al principio, lo llevaron a escondidas. Después, sin embargo, una vez sabido, durante años estaba en todas las jaranas, después de conocer a Felipe. Y es que hizo bastante amistad con las hermanas del príncipe, unas infantas Elena y Cristina con quien era frecuente verla por Madrid a finales de los 80, principios de los 90. La madre de la primera novieta de Felipe confirmaba hace tiempo que "Lo suyo fue un noviazgo de jóvenes, tenían 17 años... Pero ya hace mucho tiempo de aquello. Ella no le da la mayor importancia". La madre estaba encantada, pero parece que a la reina Sofía no le pitufaba del todo esta relación. ¿Cómo acabó la cosa? El año 1984, cuando Felipe fue a estudiar a Canadá, antes de ir a la universidad, en el Lakefield College School, y al volver fue directo a la academia militar.
Una vez olvidado el Borbón, Victoria se enamoró de otro hombre, Bruno Entrecanales Domecq, con quien se casó el año 1995, en Valdemossa, Mallorca, en un festorro donde no faltó su ex, Felipe, ni sus hermanas, destacados entre los más de 200 invitados. Con el tiempo, el matrimonio se separó, pero fruto de esta relación tuvieron dos hijas, Carlota y Victoria, las dos idénticas a la madre y guapísimas. Victoria, por cierto, hace de periodista, curiosamente, la profesión de la actual mujer de Felipe antes de que se casara con él. Ha estado en la sección de economía del diario El País, medio con el que todavía colabora, así como en otras publicaciones de cariz político y económico, como la revista Contexto (CTXT), el diario Ahora y el portal The Objective, donde escribe artículos de opinión. Incluso ha hecho de actriz con la compañía Sisita Milans del Bosch. También es una apasionada por la decoración, la pintura, la meditación y montar a caballo.