Meghan Markle, la duquesa que parece no descansar nunca de los titulares, vuelve a estar en el ojo del huracán. Esta vez, no por sus declaraciones incendiarias ni por sus proyectos mediáticos, sino por el lanzamiento de su marca ‘As Ever’ y un logo que ha encendido todas las alarmas en Mallorca. La polémica no tardó en estallar cuando los habitantes de Porreres, un municipio mallorquín con apenas 5.000 habitantes, notaron algo inquietante: el diseño del logo de la nueva firma de la duquesa de Sussex guarda una similitud casi exacta con el escudo de armas del pueblo, un símbolo que lleva siglos representando su identidad.
@merllarena 🔍 ¿Meghan Markle ha PLAGIADO un escudo de un pueblo mallorquín para su nuevo logo? 😳 Su nueva marca, As Ever, ha desatado la polémica… porque su logotipo es casi idéntico al escudo oficial de Porreres, un pequeño municipio de Mallorca con siglos de historia. 🏝️🕊️ Sí, hablamos de un símbolo utilizado desde el siglo XIV. Y aunque Meghan ha admitido el “error”, este caso nos deja una gran lección para todos los que diseñamos marcas 👇 ⚠️ Investiga antes de diseñar. ⚠️ Analiza el contexto cultural. ⚠️ Evita parecidos no intencionados. Porque el branding no es solo cuestión de estética, también es ética, historia y responsabilidad. El research no es una fase más: es un paso clave para proteger la identidad de tus marcas… y tu reputación. 🎯 ¿Te ha pasado alguna vez diseñar algo y descubrir después que ya existía algo similar? Te leo en comentarios. 👇
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El diseño de Markle, que vio la luz en abril y cuyos productos se agotaron en solo 30 minutos, muestra una palmera central escoltada por dos golondrinas, una a cada lado. ¿Coincidencia? Para los vecinos de Porreres, la respuesta es clara: no. Ellos ven en este gesto un acto de apropiación simbólica sin precedentes, que hiere profundamente el orgullo y la memoria de un pueblo con raíces medievales.
El pueblo de Porreres, en pie de guerra por su escudo
La indignación no tardó en escalar. Para los habitantes de Porreres, su escudo no es solo un dibujo bonito, es un emblema que ha sobrevivido a guerras, siglos y transformaciones sociales. Fue adoptado oficialmente en el siglo XIV y está presente en fachadas, documentos oficiales y hasta en el inconsciente colectivo de sus habitantes. Que una celebridad internacional, por muy duquesa que sea, haya “tomado prestado” su iconografía, resulta para muchos un insulto al patrimonio local.
Las redes sociales se incendiaron con mensajes en defensa del símbolo y el Ayuntamiento de Porreres no tardó en pronunciarse. Si bien sus autoridades decidieron no llevar el asunto a los tribunales, dejaron claro que no están dispuestos a permitir que se banalice su historia. La alcaldesa, Xisca Mora, intentó templar gaitas con un guiño irónico, invitando a Markle a visitar el pueblo y probar su famosa confitura de albaricoque. Pero el tono fue firme: “Nuestro escudo nos identifica y pone en valor nuestro patrimonio cultural e histórico y queremos que se nos respete”.
¿Plagio o inspiración? El equipo de Meghan responde sin cambiar nada
En medio del alboroto, el equipo de Markle pidió disculpas, pero en ningún momento se mencionó la posibilidad de modificar el logo de ‘As Ever’. Un gesto que fue visto por muchos como una maniobra de control de daños sin intención real de corregir el problema. Lejos de apaciguar los ánimos, la respuesta dejó un sabor amargo en los isleños, que sienten que se está ignorando el trasfondo cultural del asunto.
La controversia también ha generado un interesante debate a nivel internacional sobre los límites entre inspiración artística y apropiación cultural. Mientras algunos defienden el derecho de los artistas a reinterpretar elementos visuales, otros insisten en la necesidad de proteger los símbolos identitarios, especialmente cuando pertenecen a comunidades pequeñas y con escasa visibilidad global.
No es la primera vez que Meghan Markle protagoniza un escándalo de esta naturaleza. Desde su explosiva salida de la familia real británica hasta sus jugosos contratos en Hollywood, la duquesa ha sabido cómo capitalizar su imagen entre el drama y la controversia. Esta vez, sin embargo, no se trata de una cuestión privada, sino de una disputa con una comunidad que, lejos de buscar fama, solo quiere preservar lo que le pertenece.