Durante más de un mes, Kanye West —el polémico artista que nunca pasa desapercibido— convirtió Mallorca en su patio de recreo privado. Acompañado por su pareja, Bianca Censori, y un equipo de asistentes, el rapero de 48 años desembarcó en la isla balear para lo que parecía un retiro espiritual bañado en oro: alojamientos exclusivos, experiencias gastronómicas de primer nivel y tratamientos de bienestar con precios de infarto.
Pero el sueño se transformó en pesadilla… al menos para los anfitriones. El ex de Kim Kardashian abandonó Mallorca dejando una deuda que ronda los 400.000 euros, según fuentes cercanas a los establecimientos afectados. Una cifra que ha convertido a West en persona non grata en la isla, y ha desatado un verdadero terremoto entre hoteleros, restauradores y centros de salud de élite.

Vacaciones de película... sin final feliz
Durante su estancia, Kanye y su séquito fueron huéspedes del exclusivo recinto El Pueblo Español, un enclave de 6.365 metros cuadrados que simula a escala algunas de las joyas arquitectónicas de España. El espacio fue reservado en su totalidad para el rapero y su comitiva, en lo que debió ser una experiencia de ensueño. Sin embargo, la realidad fue otra: ni un euro se abonó al finalizar la estancia, según reportes que circulan en círculos empresariales de la isla.
No contentos con hospedarse a cuerpo de rey, también aprovecharon los beneficios de THE BALANCE RehabClinic, una clínica de desintoxicación y salud mental reconocida por atender a millonarios, celebridades e incluso aristócratas. Allí, Kanye habría recibido tratamientos de bienestar emocional, todo en un entorno rodeado de villas privadas, chefs personales y asistencia médica de lujo. ¿El precio? Según expertos en el sector, más de 100.000 euros por los servicios que habrían recibido… también impagados.

De paraíso gastronómico a pesadilla financiera para hosteleros
La presencia del artista tampoco pasó desapercibida en los restaurantes más selectos de Mallorca. En especial, en el India Restaurant de Cala d'Or, un lugar donde la cena de Kanye West y compañía terminó de la peor manera: con una cuenta impaga de 15.000 euros y un altercado verbal con el personal. Lo que debía ser una noche de lujo terminó en tensión y reclamos, confirmando que el "retiro espiritual" del rapero era cualquier cosa menos tranquilo.
Desde el entorno del músico, se ha intentado minimizar la polémica argumentando “problemas con las transferencias bancarias”, una excusa que no ha convencido a los afectados. Varios proveedores ya habrían recurrido a las autoridades locales para denunciar el abandono repentino de las instalaciones y la falta de pago, mientras algunos abogados ya analizan vías legales para reclamar las cuantiosas sumas adeudadas.
Lo cierto es que, tras su abrupta salida, Kanye West no solo dejó una deuda impagada: ha dejado su reputación aún más erosionada. Para muchos mallorquines, su paso por la isla ha sido sinónimo de abuso de privilegio, desprecio por las normas y cero responsabilidad financiera. Algunos empresarios ya han manifestado que no volverán a recibirle, ni aunque pague por adelantado, mientras que otros exigen que se le prohíba la entrada a establecimientos de lujo en toda la isla.
En Mallorca, tierra que ha recibido a grandes figuras del espectáculo internacional con hospitalidad y discreción, la actitud de Kanye West ha marcado un antes y un después. Las repercusiones podrían ir mucho más allá de un simple escándalo, ya que su nombre ha quedado vetado de manera indefinida.