El estado emocional de la reina Sofía preocupa cada vez más a su entorno cercano. La madre de Felipe VI atraviesa uno de los momentos más delicados de su vida, sumida en una soledad cada vez más evidente y marcada por un profundo dolor emocional. Los últimos años han sido devastadores para ella. Ha tenido que enfrentarse a la muerte de su hermano, Constantino de Grecia, y al avance del Alzheimer que consume lentamente a su hermana Irene, la persona que ha sido su gran apoyo, su confidente y su único refugio frente a los desprecios sufridos por parte de Juan Carlos I.
Pero este no es el único asunto que perturba su felicidad. Las discrepancias en su familia tampoco le sientan nada bien. Sofía tiene la ilusión de ver a sus hijos avenidos de nuevo antes de morir. Y ver a Felipe distanciado de sus hermanas, las infantas Elena y Cristina, le duele en el alma.

La reina Sofía, testigo en sus últimos años de cómo la familia se desmorona
Asimismo, tampoco cuenta con el cariño de sus nietas Leonor y Sofía. Mientras el resto de nietos se preocupan por ella, van a verla o la llaman, las hijas de la reina Letizia apenas tienen relación con ella. De hecho, Leonor se negó a que la abuela fuera a recibirla a Nueva York. Se especuló con esta posibilidad desde la casa real, pero fue descartada por deseo de la princesa. Ella misma es consciente de que su relación es casi nula y consideró que la emérita no pintaba nada allí.
El asunto viene desde hace años. Desde hace años, la reina Letizia ha intentado borrar cualquier vínculo de sus hijas con el apellido Borbón, lo que ha implicado alejar a Sofía del entorno íntimo. En la memoria de muchos perdura la imagen de Letizia impidiendo que la emérita se tomara una foto con sus nietas a la salida de la Catedral de Palma tras la misa de Pascua de 2018. O lo que contó Pilar Eyre, cuando en una ocasión Sofía fue a ver a sus nietas con una caja llena de juguetes de sus hijos, pero se le impidió la entrada. Letizia había contratado a una cuidadora para encargarse de las pequeñas y no dejó pasar a la abuela. “Usted no está en la lista de visitas”, le habría dicho.

La reina Sofía, triste y sola
Estos episodios, sumados a la falta de afecto dentro del Palacio, han llevado a Sofía a una situación límite. La emérita llora en soledad, sin apenas compañía y cada vez más apartada. No se siente valorada ni respetada, y sufre en silencio el desprecio de Letizia, a quien responsabiliza de su aislamiento y de romper los vínculos familiares.
Letizia, por su parte, sigue firme en su plan de modernizar la monarquía, alejándose de todo lo que representa la vieja guardia, esa que la reina quiere enterrar en el olvido para preservar un reinado sano para su hija Leonor. Y eso incluye tanto a Juan Carlos como a Sofía, a quienes considera vestigios del pasado. Además, la consorte, que no perdona que sus suegros le cuestionaran cuando empezó a salir con Felipe. Y ahora, en el trono, no ha dudado en perpetrar su venganza.