Lo que debía ser una velada entrañable en honor al 60 cumpleaños de la infanta Cristina terminó envuelto en un ambiente de tensión, ausencias notables y una escena bochornosa para Felipe VI. La celebración, que tuvo lugar el 13 de junio en el Palacio de la Zarzuela, congregó a buena parte de la familia más cercana. Pero hubo tres sillas vacías que marcaron la diferencia: la reina Letizia, la princesa Leonor y la infanta Sofía no acudieron, ni siquiera por cortesía.
A la cena sí asistieron figuras clave del círculo íntimo de Cristina: su madre, la reina Sofía; su hermana, la infanta Elena; su sobrina Victoria Federica y su tía Irene de Grecia. También se sumaron sus hijos: Pablo Urdangarin, que viajó desde Barcelona acompañado de su novia Johanna Zott, y Miguel Urdangarin. A ellos se unió su prima y amiga inseparable, Alexia de Grecia.
Tensiones entre Felipe VI y la infanta Cristina
El rey Felipe VI también estuvo presente. Aunque su visita fue breve, llevó un obsequio personal a su hermana y compartió parte de la velada. Sin embargo, ni su presencia pudo evitar que surgiera el malestar.

Durante la cena, la infanta Cristina le reprochó que no hubiera permitido la asistencia de su padre, el rey emérito Juan Carlos I, a quien deseaba tener presente en una fecha tan significativa. Felipe, inflexible, defendió que la situación actual del emérito y su impacto en la imagen de la Corona hacían imposible su regreso a Zarzuela. La conversación, lejos de suavizarse, terminó generando una evidente incomodidad.
Letizia, Leonor y Sofía se desmarcan del cumpleaños de Sofía
Pero, en cualquier caso, el rey al menos hizo acto de presencia. Todo lo contrario que Letizia y sus hijas, la princesa Leonor y la infanta Sofía. Ninguna de las tres acudió a la cena ni envió gesto público alguno hacia la homenajeada. Según trascendió, Letizia organizó un viaje privado durante toda la semana fuera de España, aprovechando unos días libres en la agenda de Leonor y Sofía.

A su regreso, madre e hijas se instalaron en el Pabellón del Príncipe, dedicadas exclusivamente a preparar el próximo embarque de Leonor en la Fragata Blas de Lezo, previsto para este sábado 14 de junio. En ningún momento se acercaron a Zarzuela ni participaron, aunque fuera brevemente, en la fiesta de Cristina. Para la mayoría de asistentes, este desplante fue percibido como un auténtico bochorno para Felipe VI, quien tuvo que dar la cara en solitario.