La princesa Leonor está cerca de completar una de las etapas más intensas de su formación militar. Meses en alta mar, maniobras, clases, guardias… y un entorno que no da tregua. Desde el pasado 11 de enero, embarcada en el Juan Sebastián Elcano, ha vivido bajo reglas estrictas, con escasas comodidades y pocas salidas.

Primero fue el Atlántico. Luego la fragata Blas de Lezo, donde permaneció 15 días en plena operación naval. Y ahora, en su última travesía por el norte de España, ha regresado al Elcano. El calendario marca el 13 de julio como su final de etapa. Pero la presión no ha bajado.

La princesa Leonor, a punto de terminar una de las etapas más duras de su vida

En privado, los compañeros la describen como tensa, reservada y con gestos de agotamiento. El encierro, el estrés y el ritmo impuesto por el programa especial que sigue, están pasándole factura. No todos lo ven, pero algunos a bordo sí lo saben: Leonor fuma más que nunca.

La princesa Elionor en el Blas de Lezo / Casa Reial 2
La princesa Leonor en el Blas de Lezo / Casa Real 

No son cigarrillos tradicionales. La princesa usa un vapeador discreto, que guarda en una pequeña bolsa personal. Cuando la ansiedad aprieta, sale a cubierta, busca un rincón y se aleja. Algunos la acompañan. Es un momento de desahogo silencioso. Poco se habla, pero se entiende el motivo.

Leonor está fumando más que nunca

Los médicos de a bordo ya han tenido que atenderla en otras ocasiones. Mareos y náuseas provocadas por su falta de costumbre a navegar por alta mar. Le recetaron biodramina para aguantar los vaivenes del mar sin perder clases. Con el tiempo se fue acostumbrando, consiguiendo controlar este problema. El que no ha logrado apaciguar es el de la claustrofobia. No soporta tanto tiempo encerrada en un espacio tan limitado y sin escapatoria. Y ello le provoca estrés y ansiedad. Para calmarse, vapea.

Elionor / Casa Reial
Leonor  / Casa Real

Letizia y Felipe VI están al tanto. No les gusta nada. Lo consideran un mal hábito, un riesgo para su salud y, sobre todo, un golpe a su imagen pública. No quieren que se repita la historia de otras generaciones. La reina Sofía también fumó durante años, aunque siempre en privado. Letizia, según varios excolaboradores, también lo hace en la intimidad. Pero con Leonor, todo está bajo el microscopio mediático.

En Zaragoza, cuando estudiaba en la Academia General Militar, ya hubo una primera filtración. Durante una salida nocturna, en una discoteca, un testigo afirmó que la vio con un vapeador en la mano. Se intentó tomar una foto, pero los escoltas actuaron rápido. La imagen fue borrada y el tema, silenciado.

Ahora, en el Elcano, la situación se repite. Más presión, más encierro y más necesidad de escapar aunque sea unos minutos al aire libre. Allí, entre miradas cómplices, Leonor fuma. No lo dice y no lo reconoce. Pero en el barco, todos lo saben.