Lady Di no dejó su casa en herencia a sus hijos, el príncipe Guillermo y el príncipe Harry, pese a ser el lugar donde vivió su adolescencia y donde hoy está enterrada. La majestuosa finca de Althorp, que se extiende por más de 5.000 hectáreas en el norte de Londres, quedará en manos de Louis Spencer, vizconde de Althorp, un primo de los herederos de Diana que ha vivido toda su vida fuera del foco mediático. La decisión, aunque legalmente justificada, ha causado sorpresa y desazón entre los seguidores de la Corona británica.
La propiedad, custodiada celosamente por la familia Spencer, podría haber sido un símbolo de unión familiar para los hijos de Diana, especialmente en un momento tan tenso entre los hermanos, marcado por disputas, mudanzas, desplantes públicos y la enfermedad de su padre, el rey Carlos III. Sin embargo, las estrictas normas de la nobleza británica, donde la primogenitura masculina sigue siendo ley no escrita, han dejado fuera del testamento a los hijos de Lady Di.
Fortunas separadas: mientras Guillermo busca mansión, Harry se queda sin refugio
El momento no podría ser más simbólico. Mientras el príncipe Guillermo y Kate Middleton evalúan abandonar Adelaide Cottage para trasladarse a Fort Belvedere —una mansión neogótica rodeada de polémica por ser el escenario de la abdicación de Eduardo VIII en 1936 para casarse con Wallis Simpson—, Harry y Meghan Markle enfrentan el incierto final de su lucrativo contrato con Netflix. La casa de Diana, más que una simple propiedad, podría haber representado un refugio emocional y patrimonial para cualquiera de los dos.
En lugar de eso, la histórica finca pasará a manos del joven Louis Spencer, quien aunque es el menor de los cuatro hijos de Charles Spencer, ha sido favorecido por la tradición aristocrática que privilegia a los varones en la línea de herencia. Louis, actor de formación y educado lejos del protocolo real, ya ha empezado a involucrarse en la administración de Althorp, dejando claro que la familia Spencer planea preservar su legado en manos propias y no compartirlo con la realeza.
Una joya arquitectónica que solo unos pocos pueden pisar
La finca no solo es conocida por ser el lugar de descanso eterno de Lady Di. Está catalogada como propiedad de interés histórico de grado I, y su acceso es altamente restringido. Solo durante ciertas temporadas del año, Althorp abre sus puertas al público y el ingreso es gestionado como si de un exclusivo hotel se tratara. Desde 2023, la casa también se ofrece como alojamiento de lujo en la plataforma Elysian Estates, donde los precios superan fácilmente los 20.000 euros por fin de semana.
Con 26 habitaciones, obras de arte de Van Dyck y Reynolds, y un espacio preparado para eventos de hasta 750 personas, Althorp no es solo una mansión, sino una pieza viva de la historia británica. Allí se conocieron Diana y Carlos en los años 70, y su relevancia simbólica sigue creciendo tras su fallecimiento en 1997. Ahora bien, pese a que Diana está enterrada en una isla privada dentro de la finca, y aunque tanto Guillermo como Harry han manifestado públicamente su deseo de mantener viva su memoria, todo parece indicar que Althorp permanecerá cerrada para ellos.