Juan Carlos I ha preocupado a toda la familia en estos últimos meses. El emérito ha sufrido varios problemas de salud debido a su avanzada edad. Son 87 años los que cumplió el pasado mes de enero y ya no es un chaval. Aunque tiene un control médico casi diario y personas que le asisten, la maquinaria empieza a fallar y sus hijos muestran una gran preocupación. Es este el motivo principal por el que finalmente se ha cedido trasladar al marido de la reina Sofía a un lugar más cercano a España.
Hace años que el emérito pedía volver a España, a Madrid, aunque eso a día de hoy es un sueño imposible. Debido a sus problemas con la justicia y a la mala imagen entre los españoles, Felipe VI no permitirá que su padre viva en el país de forma permanente para no enturbiar nuevamente a la corona. Es muy tozudo y ni tan siquiera quería que se marchase de Abu Dabi, pero finalmente las infantas Elena y Cristina le convencieron.
Los médicos han sido claros, Juan Carlos I no puede vivir por más tiempo solo en casa y menos a miles de kilómetros de Madrid. Son 87 años y cualquier problema de salud puede complicarse. Desde agosto de 2020 vive en el exilio, él mismo aceptó el castigo con resignación, porque aunque nunca ha estado de acuerdo, no sería capaz de hacer daño al reinado de su hijo, ni tampoco de su nieta.
Los graves problemas de salud de Juan Carlos I le hacen más dependiente
Juan Carlos I padece graves problemas de movilidad desde hace más de una década. Desde aquella caída en Bostwana en la que se rompió la cadera. Ha sido intervenido en más de una decena de ocasiones de la cadera y de las rodillas, sin mucho éxito, porque su movilidad no ha mejorado. En sus últimas apariciones siempre se le ha visto apoyado en su bastón y acompañado por el personal de seguridad que le asiste. En realidad debería utilizar una silla de ruedas, pero el marido de la reina Sofía se niega en rotundo porque no quiere que se le vea como una persona dependiente. Se ha sometido, incluso, a tratamientos con medicina regenerativa pero no han funcionado. No hay mucho más que hacer.
El emérito también tiene problemas del corazón. Según varios medios de comunicación llevaría un marcapasos, y usa un anillo que le controla absolutamente todo. Ahora también está acudiendo al dentista para reponerse algunas piezas que ya se le han caído por la descalcificación de los huesos. Algunos dientes se le han podrido y se le han extraído, pero parece que no se le vea una mala sonrisa, se ha puesto implantes.