La relación entre Felipe VI y su padre, Juan Carlos I, nunca se ha recuperado. La abdicación de 2014 abrió una herida profunda. El exilio en Abu Dabi terminó de romperla. El emérito siente que fue traicionado. Que Letizia maniobró para apartarlo. Y que Felipe lo dejó caer.

Por su parte, el actual rey lo tiene claro. Los escándalos financieros del emérito mancharon la institución. Fueron años imposibles de justificar ante la opinión pública. Un lastre que aún hoy pesa sobre la Corona.

Juan Carlos I en Abu Dabi
Juan Carlos I en Abu Dabi

Juan Carlos I va como loco por volver a España

Han pasado casi cinco años desde la salida forzada. Y Juan Carlos insiste. Quiere volver. No una visita puntual, sino un regreso estable. Desea pasar sus últimos años en su país. Sin embargo, Felipe se ha mantenido firme. Solo le ha ofrecido dos escenarios: una operación a vida o muerte o una enfermedad terminal. Ninguno se cumple.

El tablero cambió con un libro. Se trata de las memorias del emérito, tituladas Reconciliación. Su publicación está prevista para noviembre. El contenido sigue bajo secreto. Pero en Zarzuela temen que utilice esas páginas como un arma. O como una venganza.

'Reconciliación', Juan Carlos I
'Reconciliación', Juan Carlos I

Ahí apareció la primera negociación. La Casa Real le ha pedido una condición clara: no atacar a la reina Sofía. Ni una palabra negativa. Todo lo contrario. Debe presentar a Sofía como respetable, ejemplar, digna. Una imagen que nunca le dio en vida privada. A cambio, el emérito ha puesto sobre la mesa su exigencia: volver a España. Aunque sea discretamente. Aunque sea en Cascáis, como paso previo.

El asunto no se ha quedado en familia. Felip llevó el tema a una reunión privada el pasado julio. Estaban allí Felipe González, José María Aznar y Mariano Rajoy. El motivo oficial era hablar de política. Pero el nombre del emérito apareció pronto. El rey busca consenso político. No quiere que la vuelta de su padre sea solo una decisión personal.

La reina Sofía, intocable

Los argumentos son conocidos. Juan Carlos I tiene 87 años. Padece artrosis degenerativa. Necesita ayuda constante. Su salud es frágil. Algunas fuentes incluso mencionan un inicio de deterioro cognitivo. En la lógica de Felipe, es el momento de plantear una despedida controlada. Una vuelta bajo condiciones.

Pero la moneda de cambio es clara. Si el emérito quiere regresar, debe proteger la figura de Sofía. Presentarla como un pilar intocable. Una maniobra que busca salvar la imagen pública de la reina emérita, dañada por décadas de desplantes y silencios.

De momento, Felipe no ha cedido. Solo aceptará, en caso de que Juan Carlos cumpla su parte, que se quede a vivir en Cascáis. Si quiere acercarse más a Madrid, tendrá que ganárselo. Por ejemplo, parando cualquier conversación que tenga que ver con sus intenciones de pactar con Netflix una serie sobre su vida, tal y como indican las informaciones que han circulado esta misma semana.