Juan Carlos I preocupa a sus más cercanos. En los últimos meses no se habla de otra cosa. El emérito atraviesa algunos problemas de salud en parte fruto de su avanzada edad. Ya hace más de una década que acarrea graves problemas de movilidad fruto de su avanzada artrosis. Desde su caída en Botswana se ha sometido a más de una decena de operaciones de cadera y rodillas, todas ellas sin mucho éxito. La mejora ha sido mínima. En los últimos años también ha probado suerte con la medicina regenerativa basada en células madre, pero no ha tenido éxito. Habría posibilidades de operar una vez más, pero debido a su avanzada edad sería un gran riesgo y la recuperación demasiado costosa, prácticamente inviable. Los médicos ya le han comunicado que deberá pasar sus últimos años de vida en una silla de ruedas, algo que para él es una pesadilla, no quiere verse como una persona totalmente dependiente. Desde que recibió la noticia no está bien, se encierra en su habitación y no quiere salir, apenas come, por ello la semana pasada le dejaron viajar hasta Sanxenxo para participar en las regatas.
Según su círculo más cercano, las personas que están con él en todo momento, Juan Carlos I podría padecer depresión debido a los últimos acontecimientos. Ahora mismo está enfrentado con su hijo, ni se hablan, y es que el monarca no le perdona que haya demandado a Miguel Ángel Revilla o Corinna Larsen, o incluso publique un libro, sin su consentimiento.
Juan Carlos no quiere acabar su vida completamente solo
Juan Carlos I se ve cada vez más solo y abandonado, como un rey desterrado con todo lo que según él ha hecho por España en la época de la transición. Por este motivo habría ejecutado esta especie de venganza aunque haga daño a su hijo.
El emérito se enfadó cuando Felipe VI le comunicó que morirá fuera de España, no permitirá que se instale nunca más en Madrid, y mucho menos en Zarzuela. En palacio es una persona ‘non grata’. Juan Carlos I solo ha hablado con su hijo para negociar seriamente su muerte.
Sabe que su final está cada vez más cerca y tampoco quiere acabar sus días solo y abandonado. Le gustaría un entierro al estilo de la reina Isabel II, pero eso sería inviable porque él ya no es rey ni tan siquiera forma parte de la institución como la reina Sofía. Quiere enterrarse en El Escorial pero tampoco hay sitio, y Felipe VI no está muy por la labor de hacerlo. Juan Carlos pide a su hijo que piense la decisión y se sienten a negociar, sino se arrepentirá para siempre.