La vida de Juan Carlos I ha cambiado radicalmente en los últimos años. De ser el centro de atención en la familia real, ha pasado a estar apartado. Sin actos públicos. Sin relación con Zarzuela. Lejos de los focos y de su familia.

Su salida no fue voluntaria. Las corruptelas y escándalos lo forzaron al exilio. Felipe VI tomó la decisión. Lo alejó del núcleo monárquico. No por venganza. Por estrategia. Para salvar la imagen de la institución. Y asegurar el futuro de su hija, Leonor.

El rey emérito Juan Carlos I, al tanto de todo lo que ocurre en Zarzuela

Pero que esté lejos no significa que no sepa lo que ocurre. Al contrario. Juan Carlos tiene información de primera mano. Gracias a personas de su entorno con acceso directo a Zarzuela. Y, sobre todo, por sus hijas, las infantas Elena y Cristina.

Juan Carlos, Elena, Froilán, Victoria, Cristina y Juan / Gtres

Ellas han sido las encargadas de contarle la peor noticia. La salud de Irene de Grecia, hermana de Sofía, se ha deteriorado gravemente. Irene, conocida como la tía Pecu, está muy enferma. El diagnóstico es claro: Alzhéimer en fase avanzada.

La situación es desgarradora. Irene ya no habla. Apenas se mueve. No reconoce rostros. Cada día pierde un poco más. Y los médicos son pesimistas. Lo han dicho sin rodeos: no le queda más de un año de vida. Está entrando en la fase final.

Juan Carlos I está especialmente dolido por el estado de Irene de Grecia

A pesar de la distancia y los años de silencio, Irene significó mucho para Juan Carlos. Fue un pilar emocional dentro de la familia. Una presencia constante en momentos difíciles. Su deterioro ha provocado un golpe emocional para el emérito.

Juan Carlos y la infanta Elena

Desde Abu Dabi, Juan Carlos ha reaccionado. Ha pedido estar informado en todo momento. Incluso ha hecho llegar un mensaje a Sofía: está dispuesto a ayudar. Aportar lo que sea necesario. Poner recursos a disposición de la familia. Aunque entre ellos ya no quede nada personal, sí hay un respeto profundo por Irene.

No hay comunicado oficial de la Casa Real. Tampoco lo habrá. Pero el silencio confirma la gravedad. Sofía está devastada. Ver así a su hermana le parte el alma. Han estado unidas toda la vida. Siempre juntas. Siempre cerca.