Jaime Peñafiel no re-abdica. El segundo, y penúltimo, adiós de Juan Carlos en los toros le ha comportado en el emérito una cornada. El toro Peñafiel le dedica una columna envenenada en el digital republica.com donde explica que Juan Carlos es un rey "ilegal", literalmente. No por los posibles casos de corrupción por los que no está siendo juzgado sino por su origen: el dedo del dictador: "Por muerte de Franco se convierte en Rey, pero sin tener derecho alguno, que los poseía el Conde de Barcelona. Si somos rigurosos, tendremos que aceptar que era un Rey … ilegal. Solo por voluntad de un dictador".
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Cuando el padre de Juan Carlos supo que su hijo lo había traicionado, explotó: "Piensa que su hijo le ha traicionado. Y aquí, doña Maria (madre del rey) intenta explicarle a su marido, llena de dolor y entre lágrimas, que no había otra salida, que Juanito lo ha hecho por salvar a la Institución y que el general Franco no le ha permitido ni consultar con su padre. Este, lleno de ira, le grita a su esposa: “¡Dile a Juanito que se vaya a la mierda…!”. Peñafiel es de los pocos periodistas en activo que lo eran en el momento clave, cuando la dictadura selecciona a Juan Carlos como jefe del Estado.
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Recuerda cuan triste fue el acto de 15 minutos en que Don Juan cedió los derechos sucesorios a Juan Carlos: "Hay que reconocer que tampoco fue generoso con su padre. Aunque peor ha sido lo de Felipe con el suyo". Cría cuervos. Si Juan Carlos apartó de mala manera a Don Juan, su hijo Felipe lo ha hecho todavía peor apartando el emérito con una carta y una corrida de toros. Los Borbones son como todas las familias: cuando hay poder y dinero de por medio, se detestan.
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Peñafiel es implacable con Juan Carlos, a quien llama "rey ilegal", traidor a su padre y monarca de golpe de Estado: "El Príncipe Juan Carlos se convertía en soberano de una Monarquía instaurada, la Monarquía del 18 de julio. No en la Monarquía restaurada de los Borbones". Día del Alzamiento Nacional. Peñafiel es el único que en el adiós de Juan Carlos recuerda que mató a su hermano pequeño: "Esas paredes fueron testigos mundos de la muerte del infante Alfonsito con 15 años, por disparo accidental de una pistola del calibre 22, manejada por el príncipe Juan Carlos, de 18 años". La madre le contó a Peñafiel: “Aquel día se me paró la vida”.