Cuando la infanta Elena sopló 60 velas, la familia hizo el paripé y escenificaron un encuentro emotivo, presuntamente deseado y cariñoso para celebrar que la hija mayor de los reyes eméritos cambiaba de década. A finales del 2023, la hermana mayor de Felipe era la primera en llegar a los 60 y lo celebró con una reunión de Borbones donde incluso se dejó caer su cuñada Letizia, aunque no se soportan. Un papelote real donde Letizia se tuvo que tragar el orgullo y asistir con el resto de la familia al restaurante Pabú en Madrid, incluyendo el exiliado Juan Carlos, los nietos y la presencia poco habitual de los reyes de España. Una foto histórica para un hito como aquel, la última de los reyes compartiendo algo con el resto de los Borbones:

De aquello han pasado ya dos años y medio. Ahora la cosa ha cambiado. Ahora la homenajeada es su hermana pequeña, la infanta Cristina, la segunda de los tres hermanos en llegar a los 60. Pero la celebración será bien diferente. En petit comité, sin Juan Carlos, ni por descontado, los reyes Felipe y Letizia. La infanta Cristina celebra su cumpleaños este viernes 13 de junio. Y lo hará, según publica Silvia Taulés en Vanitatis, con una fiesta en un restaurante de Madrid y la lista de invitados que han aceptado es muy breve: la reina Sofía, su hermana Irene, "tía Pecu", la infanta Elena y uno de los cuatro hijos, Miguel Urdangarin, porque es el que vive en Zarzuela. Con este panorama, obviamente, la lista de regalos que recibirá también será escasa. Tantas cabezas, tantos sombreros. Si van solo cuatro, o recibirá cuatro regalos individuales o uno conjunto entre todos.

Por eso la infanta Cristina ya se ha hecho el primer auto-regalo previo a soplar velas. Tal como escribe este miércoles en Lecturas la gran Pilar Eyre, "la infanta Cristina ha recibido ya tres regalos importantes". Uno hecho y pagado por ella misma y dos externos y envenenados. Estos últimos, la entrevista de La Vanguardia a su ex Iñaki Urdangarin y uno todavía más "desagradable", el avance de las memorias de Bárbara Rey en el diario El Mundo donde desembucha (todavía más de lo que lleva haciéndolo toda su vida) sobre su ex amante más famoso: Juan Carlos. De él dice que “La primera vez me pidieron que fuera con gafas oscuras y un pañuelo en la cabeza”. “Hacía mucho frío... nos sentábamos, hablábamos, luego hacíamos el amor, después hablábamos un poco más y a la seis me iba”. “Sacó del bolsillo interior un fajo de billetes atados con una goma... me sentí ultrajada”. “Me dijo te agradezco lo bien que te portas conmigo... y en ese momento pensé: ‘le voy a grabar”...

Quizás para tener tiempo de lectura sin que nadie la moleste, quizás para preservar su intimidad y no saberse observada, quizás porque tiene la firme intención de instalarse en Barcelona, el caso es que Cristina se ha hecho un regalo para su casa en la capital catalana. Explica Eyre que esta semana diferentes operarios han colocado ventanas de seguridad con cristales laminados en toda la fachada exterior de su piso de la avenida de Pedralbes de Barcelona. ¿Cuánto le ha costado la broma?: "Blindar su intimidad, que nadie pueda hacerle fotos, que nadie pueda mirarla con prismáticos desde las casas de enfrente y estar a salvo, no solo del ruido, sino de cualquier tipo de agresión, le puede haber costado treinta mil euros". La escritora tiene claro que "es evidente que el cuidado que está poniendo en todos los detalles de este lujoso piso de 300 m2, valorado en dos millones de euros, evidencian que la infanta lo está preparando para ella misma, con acomodo para los hijos que quieran pasar unos días a su lado". Y de momento, 30.000 del ala para evitar curiosos.