Felipe VI y Letizia intentan que sus dos hijas tengan las mismas oportunidades. No quieren hacer diferenciación entre ellas aunque Leonor sea la futura reina y Sofía la infanta. Sin embargo, Casa Real ya ha confirmado que la benjamina de la familia no realizará la formación militar como se creía que sucedería en un primer momento. Irá directamente a la universidad y probablemente tampoco lo haga en Madrid, sino en Estados Unidos, donde podría estudiar alguna ingeniería. La reina Sofía también hizo muchas diferencias con sus hijos. Se notaba que su máxima debilidad era el más pequeño de la familia, Felipe VI. Sería el monarca y estaba muy orgullosa de él. A las infantas Elena y Cristina dejó de hacerles caso cuando nació el príncipe, por ello se sintieron celosas y nunca tuvieron una gran relación con su hermano pequeño.

Algo similar también sucedió con Juan Carlos I. El emérito no quería continuar acostándose con la reina Sofía porque no sentía nada por ella, pero el varón no llegaba. Estuvo a punto de cambiar la Constitución peor entonces la infanta Elena hubiese sido la reina de España y Froilán el príncipe. El exmonarca no tenía confianza en su hija, no la veía capacitada para esa labor.
La infanta Elena no se sintió querida por sus padres
A día de hoy la salud mental está a la orden del día. Se intenta dar voz a los problemas de salud mental y poner en el sitio que se merecen a psicólogos y psiquiatras. Hace poco se ha conocido que la infanta Elena iba a terapia cuando era una adolescente.
La infanta Elena lo pasó muy mal cuando vio que la reina Sofía no le hacía caso y Juan Carlos I no la creía capacitada para ser reina ni tener funciones institucionales. Se sintió menospreciada. Por suerte, Sabino se convirtió en un segundo padre y le dio todo el cariño que le faltó de sus padres, tenía serias carencias que le pudieron afectar más adelante en el drama familiar. Le afectó mucho la separación de sus padres y las infidelidades de su padre a su madre, especialmente con Corinna Larsen, con quien pretendía divorciarse para casarse con ella.
"Lo que parece mentira es que los tres hermanos desconocieran hasta el año 2007 esa doble vida amorosa de su padre que sabía toda España, ¡los cientos, quizás miles de mujeres, con las que había mantenido relaciones, cortas, largas, de una noche o de años enteros! Nunca en solitario, siempre simultaneándolas, saliendo bien de complicados malabarismos gracias a la complicidad de su entorno, políticos, fuerzas de seguridad, periodistas y amigos. Los hijos quizás recordaban aquel lejano día de enero de 1976 en el que su madre, llorando desconsoladamente, los metió en un avión para irse a la India. Felipe después dijo “lo he pasado muy mal, hacía mucho calor y muchos mosquitos”. La frialdad familiar que se instaló en el matrimonio a partir de ese día se contagió a los hijos, que vivieron su infancia sin demasiados afectos, Elena incluso necesitó ayuda profesional, pero al psicólogo la acompañaba Sabino, jefe de la Casa, y no su madre".
