La infanta Elena es la hija mayor de Juan Carlos I y la reina Sofía, y hubiese sido la única si hubiese sido un chico. Los eméritos buscaban al futuro rey de España, pero tardó en llegar para colmo del exmonarca. No estaba enamorado de la madre de sus hijos y no quería tener más relaciones con ella. De hecho, cuando nació Cristina, la segunda mujer, estuvo a punto de cambiar la Constitución para que Elena fuese la futura reina de España, pero no la vio capacitada para ello. No tenía mucha confianza en ella. Según fuentes cercanas al entorno del emérito, la veía un poco corta.

Juan Carlos y la infanta Elena
Juan Carlos y la infanta Elena

La madre de Victoria Federica y Froilán ha sido la más Borbón de toda la familia, fiel defensora del reinado de Juan Carlos I. Siempre se ha mantenido fiel a su padre, aunque eso le haya costado alguna discusión con su hermano, ya que está en contra de muchas de las decisiones de Felipe VI respecto a este asunto. Ella no hubiese exiliado al emérito, de hecho, reformó su casa por un problema de humedades y la adaptó a personas con movilidad reducida, como es el caso de su padre.

La infanta Elena se casó con alguien de la aristocracia, como se le pidió, pero vio que se equivocó por hacer caso a sus padres y no defraudarles. En ese matrimonio no existía ningún tipo de vínculo emocional. No estaban enamorados y lógicamente la relación fue un completo desastre. Pero Elena sufrió mucho desde su infancia por culpa de las reglas de la corona y de sus padres.

La infanta Elena sufrió con la separación de sus padres 

La hermana de Felipe VI nunca fue muy buena estudiante, estudió en una escuela privada de Madrid, pero necesitaba clases de refuerzo todas las tardes, incluso los fines de semana. Tuvo profesores particulares de todas las asignaturas, especialmente de matemáticas, y un psicólogo desde los 8 años.

Al parecer la infanta Elena se sintió muy disgustada cuando era pequeña porque sus padres decidieron que Felipe VI fuese el rey de España, se sintió desplazada, como si ella fuese menos capaz, así la hicieron sentir y esto le creaba mucha frustración.

Pero el verdadero problema por el que necesitó un psicólogo fue la ruptura de sus padres. La infanta Elena se había criado en una familia tradicional y religiosa, ella no contemplaba una separación y menos de sus padres. Veía que no tenían buena relación y se hacían daño. Tal vez por ello su matrimonio tampoco ha funcionado. La infanta Elena continúa manteniendo a día de hoy a su psicólogo.

infanta elena de niña
Infanta Elena de niña