La infanta Elena nunca se ha rendido. Ni cuando el caso Nóos destrozó a su hermana, ni cuando la sombra de la corrupción persiguió a su padre hasta empujarlo a un exilio humillante en Abu Dabi. La primogénita de los reyes eméritos ha demostrado ser, ante todo, leal. Y en esa lealtad ha encontrado un propósito: no permitir que Juan Carlos I viva sus últimos años lejos de España, aislado en un desierto de lujo y silencio.

La infanta Elena y Juan Carlos I
La infanta Elena y Juan Carlos I

En los últimos dos meses, Elena ha atravesado la frontera con Portugal hasta catorce veces. Sus viajes, discretos y casi clandestinos, la han llevado a recorrer mansiones y fincas situadas en el país vecino. Todas con un denominador común: estar adaptadas a la edad y a la frágil movilidad del monarca, que ya depende de la silla de ruedas para su día a día. La estrategia es clara: instalar al emérito lo más cerca posible de España, pero sin volver del todo, lejos de la presión mediática y política que sigue pesando sobre él.

Felipe VI se rinde y Juan Carlos I abandona Abu Dabi 

No es un secreto que la infanta Elena siempre ha admirado a su padre. Para ella, Juan Carlos I es el rey que trajo la democracia, el hombre que sostuvo la corona en momentos decisivos, más allá de los escándalos y deudas personales. Por eso, cuando el resto de la familia parece mirar hacia otro lado, ella actúa. Sabe que el tiempo juega en contra y que cada día en Abu Dabi es un día perdido.

Mientras Felipe VI mantiene la distancia institucional y Letizia evita cualquier contacto directo con el emérito, Elena se multiplica. Ha sido ella quien ha presionado, negociado y preparado la logística de un regreso encubierto. No busca titulares ni reconocimientos. Busca, simplemente, que su padre pueda volver a sentir el aire atlántico, que pueda despedirse de la vida cerca de su país y de su historia.

Elena de Borbón vive con la urgencia del reloj biológico de su padre. Lo que para otros es política, para ella es amor filial. Y en esa batalla silenciosa, es la única que sigue en pie, luchando por devolverle a Juan Carlos algo de aquella dignidad perdida.

Infanta Elena y Juan Carlos con amigos
Infanta Elena y Juan Carlos con amigos