El Día de la Hispanidad, celebrado hoy en Madrid, ha dejado una estampa impecable, con el desfile militar, la presencia de los reyes Felipe y Letizia y sus hijas, la princesa Leonor y la infanta Sofía. Sin embargo, entre los aplausos, los uniformes y las banderas, ha habido una ausencia que pesa: la de la infanta Elena, que un año más no ha sido invitada. Y, según fuentes cercanas, esta exclusión la ha dejado profundamente dolida.
Ni rastro de la infanta Elena en los actos del Día de la Hispanidad desde 2013
Durante años, la duquesa de Lugo tuvo un papel destacado en el acto nacional más simbólico del país. Se la veía siempre en las tribunas oficiales, a veces acompañada por sus hijos, Froilán y Victoria Federica, ondeando la bandera, con sus sombreritos y saludando con orgullo. Era su cita más esperada, un momento para representar su compromiso con España y su familia. Pero desde 2013, su nombre ha desaparecido de la lista de invitados de Zarzuela.
Con la llegada de Felipe VI al trono, todo cambió. Se redefinieron los roles y se impuso una nueva línea de rigor institucional. Elena pasó de ser “familia real” a ser simplemente “familia del Rey”. Esa pequeña diferencia semántica tiene consecuencias enormes: ya no forma parte del núcleo que representa oficialmente a la Corona. Su papel quedó limitado, y su presencia en actos públicos, casi eliminada.
Como cada año desde entonces, Elena esperaba una llamada. Todavía cree que algún día podrá recuperar su lugar, al menos en el desfile del 12 de octubre. Pero la llamada nunca llegó.
La infanta Elena, dolida, todavía espera recuperar algún día el lugar que ocupó hace años
Ni invitación, ni acreditación, ni mensaje oficial. Para ella, una nueva humillación silenciosa. Quienes la conocen aseguran que se siente avergonzada y dolida, sobre todo porque sigue orgullosa de su apellido y de su papel histórico como hija de los reyes eméritos.
Desde Zarzuela, el silencio es total. No hay explicación oficial. La línea es clara: solo participan los miembros activos de la familia real, es decir, los reyes y sus hijas. Ni la infanta Elena ni su hermana Cristina tienen cabida en la nueva estructura de representación. Felipe VI ha querido cerrar filas y mantener una imagen moderna y controlada de la monarquía, alejada de los escándalos y de los tiempos del pasado.