Iñaki Urdangarin ingresará en cualquier momento en prisión, según parece una madrileña. Se había especulado que sería otra más cerca de Portugal ya que se creía que la infanta Cristina iría a vivir más cerca de su marido encerrado y cogería un trabajo de la fundación del Aga Khan en Portugal. Pero no será así. Ella se queda en Ginebra ya que se quiere distorsionar lo mínimo posible la vida de los cuatro hijos del matrimonio. Seguirán en las escuelas suizas que paga el rey Juan Carlos y Urdangarin escoge una prisión cerca de Zarzuela, el sitio donde la infanta vivirá los días que venga a ver a su marido.

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La normativa penitenciaria permite el vis a vis, es decir, los encuentros sexuales de los internos con sus parejas, un día cada 20. No se sabe si el matrimonio hará uso de esta prerrogativa o la líbido no estará demasiado encendida en unas circunstancias así. Pero El Mundo revela la frecuencia con que Cristina visitará a su hombre: un día a la semana. Seguirá igual su vida "Está educada dentro de una monarquía, por lo que decidió mantener la pose impertérrita con la que se ha enfrentado todos estos años a la prensa". El día que bajó la rampa de los juzgados de Palma para declarar parecía que fuera a inaugurar una exposición, saludando y sonriendo. Ahora todavía se hará más la impertérrita.

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Mucho se ha especulado sobre una eventual depresión de la infanta por todo el caso Nóos, pero ahora se rebaja: "No ha tenido depresión, pero sí momentos de tristeza y rabia por los que ha recibido asesoramiento psicológico. Ambos han tenido ayuda de expertos". Una ayuda de psicólogos no sobra. Otra cosa es cuánto tiempo tenga que pasar Urdangarin encarcelado hasta su primer permiso penitenciario. Será cuando transcurra una cuarta parte de su condena, por lo tanto a los 17 meses. En noviembre de 2019 podrá salir de la prisión con permisos pero sin poder salir de España.

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El último aspecto que queda por revisar es la reincorporación de la infanta en la familia del rey. Los reyes eméritos serían partidarios de que Cristina pasara parte del verano con la familia en Marivent, en Palma, ya que hace 5 veranos que no puede ir, desde que estalló el caso Nóos. Pero Letizia manda mucho y no quiere que se haga la foto maldita: la de los dos hermanos Felipe y Cristina. La solución será salomónica: Cristina irá pero los días que los reyes no estén. Todavía es la apestada y ni el hecho de tener el marido entre rejas ha suavizado a Letizia y Felipe.