El vínculo de Cristina de Borbón e Iñaki Urdangarin con Barcelona ha sido intenso durante décadas. Se conocieron en Catalunya, sus hijos han nacido en la capital, los trabajos de ambos se ubicaban en la ciudad. El más llamativo era el del vasco, claro: una leyenda deportiva de primera magnitud en el F.C. Barcelona de balonmano. El mejor equipo del mundo siempre ha contado con los cracks más potentes en sus filas, e Iñaki lo fue durante 14 temporadas de gloria. Su camiseta todavía cuelga del Palau y ni siquiera sus escándalos han provocado que le retiren este honor. Después vino el cambio de estado civil, de escala social y de empleo. Todos sabemos cómo acabó la cosa. Resumiendo mucho, con la pareja lejos de Barcelona: se largaron con el huracán del Caso Noós y la entrada del Iñaki en la cárcel. Ahora, cuando vuelven lo hacen por separado y por motivos puntuales relacionados con Pablo Urdangarin: el hijo que sigue los pasos del padre. O los seguía.

El descenso a los infiernos del exduque de Palma fue absoluto, pero entre tanta oscuridad todavía pudo contar con ayudas inestimables: por ejemplo, la de Valero Rivera, otra leyenda del club. Gracias al técnico, Pablo entró en el Barça a entrenarse con el 'B' y empezó a madurar deportivamente. Venía de aventuras en Hannover y Nantes, pero vestir de azulgrana era el reto que siempre había soñado. Durante 2 temporadas ha hecho cosas buenas con el filial. Incluso ha tenido minutos en el primer equipo. Pero el chico de 22 años quiere más, y en la constelación de estrellas del Barça eso son palabras mayores. Por eso ha tomado una decisión: Mundo Deportivo informa de que no renovará y se marcha a otro club histórico de la ASOBAL, el Granollers. Entrenará y jugará a 50 kilómetros de distancia de su casa en Sant Joan Despí y de su novia Johanna Zott, que no tendrá suficiente con su scooter para llegar a animarlo a toda prisa. Lo que haga falta para jugar en la élite.

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Pablo Urdangarin / Europa Press
Iñaki Urdangarín Barça GTRES
Iñaki Urdangarín / GTRES

Pablo Urdangarin y su padre Iñaki cada vez más lejos de Barcelona y del Palau Blaugrana

La noticia es una bomba que plantea preguntas: ¿habrá mudanza del Barcelonès al Vallès Occidental? Pasará mucho tiempo de aquí para allá, una horita cada trayecto. Marcharse de Barcelona es una decisión importante: la tendrá cerca, pero ya no será lo mismo. Un poco lo que le ha pasado a su padre, del que Vanitatis asegura que hace semanas e incluso meses que no visita Barcelona. Desaparecido, pasan cosas: los amigos en común con su futura exesposa le han vuelto la espalda y los colegas propios han visto cómo suspendía cenas y encuentros en el último momento. Urdangarin se refugia en Vitoria-Gasteiz con su novia Ainhoa Armentia negociando un suculento divorcio y ya no se deja caer tanto por Barcelona. Tampoco por el Blaugrana: de hecho, es más habitual verle en los partidos de fuera de casa, como hace unas semanas en Burgos. En cambio, Cristina presencia con regularidad los compromisos del hijo como local, incluso haciendo compañía a la novia de Pablo.

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Johanna Zott, Pablo Urdangarin y la infanta Cristina en el Palau Blaugrana / Europa Press
Iñaki Urdangarin Ainhoa Armentia Instagram
Iñaki Urdangarin y Ainhoa Armentia / Instagram

Granollers, nuevo foco de interés royal

La separación de los Urdangarin Borbón y Barcelona es un hecho. Hay fuerzas telúricas que los alejan. Quizás no parecen demasiado importantes porque no se marcha del país, pero de momento nos deja una evidencia: Pablo no es Iñaki. No lo emulará, y eso, mirándolo bien, es lo mejor que le podía pasar. Quizás no llega nunca a romper y a convertirse en un mito de la selección española, su gran sueño, pero si sigue la senda correcta será más feliz y se ahorrará disgustos. Lo que queda por ver ahora es jugoso: ¿cómo recibirá su nueva afición al fichaje royal y la mochila que lleva consigo? ¿Cristina en el pabellón del Granollers semana sí semana no? Vamos comprando palomitas, habrá show.

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La infanta Cristina y Pablo Urdangarin / GTRES

Ni condes, ni duques, ni rey... ni sus hijos. Barcelona más republicana que nunca.