El rey emérito Juan Carlos I padeció un serio percance en su última visita a Sanxenxo. Lo que debía ser una visita tranquila y discreta terminó generando preocupación en la Casa Real, tras conocerse que el ex monarca fue hallado en el suelo, sin poder levantarse, durante la madrugada del pasado fin de semana.
Alojado como en otras ocasiones en la residencia de Pedro Campos, íntimo amigo y habitual anfitrión del emérito, Juan Carlos I se instaló en la localidad gallega el pasado viernes. Sus intenciones pasaban por hacer una parada en Zarzuela el mismo viernes por la noche, donde parte de su familia estaba celebrando el 60 cumpleaños de la infanta Cristina. Sin embargo, Felipe VI le prohibió que pusiera un pie en palacio, con lo que Juan Carlos decidió irse directamente a Sanxenxo. Fue allí donde, el sábado por la noche, fue encontrado en el suelo del pasillo, quejándose de un fuerte dolor en la cadera.

Percance de Juan Carlos I en Sanxenxo
El episodio activó de inmediato los protocolos de aviso. Felipe VI fue informado en cuanto se constató que la caída podía tener consecuencias físicas relevantes, aunque no se requirió hospitalización urgente. El actual monarca, que mantiene una relación institucionalmente correcta pero emocionalmente distante con su padre, recibió la noticia con preocupación, pero sin levantar revuelo. Al fin y al cabo, su padre estaba bien dentro de sus condiciones.
Este nuevo percance no hace sino confirmar el deterioro progresivo del estado de salud del rey emérito. A sus 87 años, y tras múltiples intervenciones médicas, los especialistas ya le han advertido que su condición será cada vez más limitante. Se le ha recomendado el uso permanente de silla de ruedas, dado que su movilidad se encuentra en niveles críticos.

La infanta Elena lo tiene todo preparado para acogerlo si hace falta
La infanta Elena, siempre atenta y leal, no solo le acompaña en muchos de sus desplazamientos, sino que ha tomado medidas concretas para facilitar su atención. En previsión de futuras estancias, ha adaptado su vivienda en Madrid con rampas, barandillas y accesos acondicionados, aunque por ahora, el propio Juan Carlos no residirá de forma permanente en la capital. Felipe se lo ha prohibido por las implicaciones mediáticas y políticas que conllevaría.
Pese a sus limitaciones, el exjefe del Estado sigue empeñado en mantener una imagen de actividad y vitalidad, especialmente durante sus visitas a Sanxenxo, donde su presencia suele coincidir con las regatas náuticas, una de sus últimas pasiones. Su embarcación, como es habitual, ha sido modificada para facilitarle el acceso, aunque su participación ha sido meramente simbólica.