La infanta Elena podría haber sido en la actualidad la reina de España si Juan Carlos I hubiese cambiado finalmente la Constitución. Era su principal interés porque no tenía ninguna intención de continuar manteniendo relaciones íntimas con la reina Sofía. Su padre, Juan de Borbón, le obligó a casarse con ella, pero no sentía absolutamente nada. Acordaron tener al varón que heredaría al trono, pero no llegó ni en el primer intento ni el segundo. De hecho, si hubiese sido en el primer embarazo, Felipe VI sería hijo único, ya que los eméritos no hubiesen tenido más relaciones juntos. Habrían cesado la convivencia como se acordó. Sin embargo, el exmonarca no veía a su hija capacitada para un puesto de tanta envergadura. De hecho, desde su infancia, la hermana de Felipe VI recibía clases particulares de todas las materias. Era muy mala estudiante, más aún de matemáticas. Muy buena para los idiomas, eso es cierto.

Infanta Elena y Victoria Federica / Gtres
Infanta Elena y Victoria Federica / Gtres

Juan Carlos I y la reina Sofía se preocuparon mucho por ella porque no quería estudiar y quería formarse como bailarina. Hubiese sido un escándalo para la corona, no se lo podían permitir, aunque fuese su sueño. No obstante, recibió clases privadas de baile en Zarzuela.

Lo que pocos conocen es que la infanta Elena también tuvo que acudir al psicólogo en su juventud porque se le diagnosticó oniomanía, el síndrome de compradora compulsiva. Se clasifica como una conducta adictiva, ya que el placer de comprar se convierte en una necesidad, dando lugar a una dependencia psicológica. Por lo que no hay ninguna diferencia entre compra compulsiva y oniomanía, ambas dan nombre a esta adicción.

La infanta Elena escondía los paquetes en casa de los hermanos Fuster 

En su juventud era adicta a los productos de la teletienda. Los eméritos la descubrieron una noche despierta hasta altas horas de la madrugada. Utilizaba su tarjeta para comprar productos que enviaba a Zarzuela, pero cuando la descubrieron pidió a los hermanos Fuster que le guardasen todos los paquetes. “Año 1990, Palacio de la Zarzuela, nadie tiene la más mínima sospecha de lo que ocurre cada noche. La adicción de doña Elena es… La teletienda. Elena repetía cada madrugada el mismo ritual, comprar casi todo lo que veía en la teletienda. Casi todo le gustaba, pero su debilidad eran los productos adelgazantes. Para evitar que su familia se enterara y la metieran en una clínica de desintoxicación se buscó unos cómplices: los hermanos Fuster (amigos de la familia). Ellos eran las personas que recogían la mercancía comprada por doña Elena”, añaden desde ‘Socialité’.

A día de hoy aún la padece, aunque ahora ya no compra por la teletienda sino por internet. Cualquier cosa que ve, aunque sea de poca utilidad o innecesaria. Aunque nunca le va a faltar el dinero, se calcula que se gasta miles de euros diarios al mes en productos adquiridos por algún portal de internet.

La infanta Elena y Juan Carlos
La infanta Elena y Juan Carlos