El estado de salud del rey emérito Juan Carlos I está generando serias alarmas dentro de su entorno más cercano. Lo que antes eran solo rumores o leves observaciones, ahora empieza a tomar forma en testimonios de personas clave: el cabo primero Cabello y el teniente coronel Mochi, ambos miembros del personal que lo acompaña diariamente en su residencia en Abu Dabi y en sus desplazamientos, han puesto sobre aviso a la familia y a los altos cargos de Zarzuela.

Los dos militares han sido testigos directos de un deterioro cognitivo progresivo que va más allá de los ya conocidos problemas de movilidad. Aunque el uso constante de una silla de ruedas se había vuelto parte de su rutina, lo más preocupante, según confiesan en privado, son los cada vez más frecuentes episodios de desorientación y pérdida de memoria.

Joan Carles I a Sanxenxo / GTRES
Joan Carles I a Sanxenxo / GTRES

El estado cognitivo del rey emérito Juan Carlos I empeora

Quienes han interactuado con él en los últimos tiempos aseguran que el rey emérito Juan Carlos I muestra dificultades para identificar a personas de confianza, olvida con frecuencia conversaciones recientes e incluso repite temas sin ser consciente de que ya los ha tratado. Para Cabello y Mochi, estos signos son inequívocos: se trataría del inicio de un posible cuadro de demencia senil, acentuado por la preocupación que siente al ver como aumentan sus limitaciones de movilidad.

El propio Felipe VI ha sido informado por ambos oficiales del ejército, quienes habrían trasladado su preocupación en más de una ocasión. Aunque el emérito insiste en mantener una vida activa y aparentemente normal, su entorno más inmediato sabe que esas limitaciones aumentan cada día que pasa.

Cabello y Mochi
Cabello y Mochi con Juan Carlos I

Casa real interviene las llamadas de Juan Carlos I

Ante estos síntomas, desde la Casa Real se habrían tomado medidas de contención. Se comenta que algunas de las llamadas telefónicas de Juan Carlos estarían siendo monitoreadas o, directamente, restringidas, por temor a que diga algo inapropiado o inconveniente durante alguna conversación no controlada.

Por otro lado, sus hijas, las infantas Elena y Cristina, también están completamente al tanto de la evolución de su padre. Ambas se han mantenido en contacto constante con especialistas en Suiza, donde Juan Carlos se somete regularmente a chequeos médicos. Y no solo eso. En previsión de una posible necesidad de retorno a España, la infanta Elena ha comenzado a adaptar su vivienda privada con rampas y barandillas para recibir a su padre en caso de que su salud lo requiera.