Juan Carlos I está muy enfadado con el mundo. A sus 87 años de edad, se ve cada vez más mayor y completamente solo. El emérito ha hablado por las buenas con Felipe VI. Quiere volver a España, pero parece que para el rey es algo que no contempla. Le envió al exilio para evitar problemas y proteger a la corona, desde entonces siempre ha estado en el foco mediático por alguna razón y al ver su actitud aniñada va a cambiar menos de idea. El marido de la reina Sofía demandó a Miguel Ángel Revilla por vulnerar su honor, y al verse acorralado no tuvo más remedio que hacerlo también con Corinna Larsen, la mujer que fue su amante y por la que según Pilar Eyre todavía haría alguna locura si se lo pidiese.

Estos últimos movimientos de Juan Carlos I podría responder a una razón. El emérito sufre serios problemas de movilidad heredados de su madre. Padece una avanzada artrosis que hace que prácticamente no se puede mover. Su pierna izquierda está totalmente inmóvil. Ha sido intervenido de las rodillas y la cadera más de una decena de veces sin mucha suerte, incluso se ha sometido a tratamientos de medicina regenerativa con células madre en Suiza, pero tampoco ha surtido mucho efecto. Los médicos ya le han comunicado la realidad. Se quedará para siempre en una silla de ruedas, su peor pesadilla.
Juan Carlos I quiere venganza por no poder volver a España
Juan Carlos I siente mucha rabia y debía vengarse contra alguien. La persona seleccionada ha sido Felipe VI. Nunca haría daño a su hijo ni entorpecería su reinado, pero se ha cansado de ser menospreciado y vivir en el exilio sin posibilidad de volver a España hasta el día de su muerte. Una de las mayores humillaciones, y ya no está dispuesto a someterse a más. Quiere dejar constancia que ha sido un gran rey para la transición y que se le recuerde por su reinado y no por sus polémicas del pasado, por ello el próximo mes podría salir a la venta sus memorias.
El emérito está viviendo una época muy complicada con su dolor. Las regatas en Sanxenxo son su única ilusión. Está lejos de su familia y de sus mejores amigos. Totalmente solo, cree que está peor tratado que un perro.
En sus apariciones por España, Juan Carlos I se apoya en sus escoltas y personas de confianza que le acompañan, aunque también hace uso de su bastón. Solo por su residencia en Abu Dabi se mueve con su silla de ruedas. No quiere que se filtre ni una sola fotografía, le causa más dolor, no quiere que le vean como una persona débil. Él continúa siendo una persona todopoderosa, y lo ha demostrado con estas demandas y este pulso a la Casa Real.
