La vida de Leonor a bordo del buque escuela Juan Sebastián Elcano ha sido complicada. Tanto dentro como fuera de la embarcación. Ha sufrido una fuerte presión mediática y le ha costado adaptarse a los movimientos y la convivencia en el interior de un espacio tan pequeño. Parecía que la travesía no iba a acabar nunca, pero ya tan solo falta poco más de un mes para cerrar esta etapa de formación militar con la Armada. De los ocho países ya han recorrido siete. Ahora mismo el barco se encuentra en Santo Domingo, República Dominicana. Pero este viaje no solo es complicado para ella, también para los cinco escoltas que le acompañan. Los agentes de seguridad deben realizar la misma travesía y exactamente en las mismas condiciones. Llevan cinco meses separados de su familia. Para ellos no hubo cena de gala con sus hijos o parejas.
Además, para colmo, con todo el esfuerzo que realizan por proteger a la princesa, recibieron la reprimenda de Letizia por todas las fotografías que han aparecido de su hija en los medios de comunicación. La monarca despidió a tres de los cinco escoltas, los suspendió de empleo y sueldo y les devolvió de nuevo a España. Otros tres escoltas llegaron de Casa Real al buque escuela para proteger a la hermana de Sofía.
Letizia despidió a los escoltas de Leonor que la protegían en el momento de las fotografías en la playa
No pudieron hacer nada por detener las especulaciones de una supuesta nueva pareja de Leonor, un compañero guardiamarina, tampoco las primeras fotografías de la princesa en bikini en una playa con tan solo 19 años, ni las imágenes que se filtraron de un centro comercial vulnerando su intimidad y privacidad.
Fuentes cercanas a los escoltas de Leonor aseguran que ellos también están muy cansados de la presión que reciben por parte de Casa Real y las condiciones en las que viven.
“Hay que inspeccionar cada lugar, garantizar la seguridad en todo momento y además, controlar la imagen pública, y desde que ocurrió lo de Chile, más”, señala una fuente próxima al entorno de seguridad a ‘Monarquía Confidencial’.
Deben otorgarle una protección física, pero también evitar situaciones comprometedoras a nivel mediático, y eso en una joven de 19 años es lo peor. La princesa se divierte con sus compañeros en su tiempo libre y sale de fiesta y a tomar algo. Es imposible tenerla controlada al 100% y prohibirle hacer cosas. Parece una chica perfecta, pero lleva una doble vida que no gustaría a sus padres.
