Aunque hay costumbres que no cambian, la monarquía ha protagonizado cierta evolución en los últimos años, a raíz de la llegada de la reina Letizia a la Zarzuela. La consorte, no solo ha alejado de la casa real todo lo que huela a corrupción o ha eliminado de las fotos a muchos de los amigos casposos de su suegro. Y es que es imposible imaginarse a la reina emérita Sofía acudiendo a la final de un Mundial de Fútbol femenino, tal y como sí ha hecho Letizia.

Una Sofía que nunca ha escondido sus pensamientos extremadamente conservadores. Por ejemplo, cuando habló del colectivo homosexual en el libro biográfico ‘La reina muy de cerca’, escrito por Pilar Urbano, publicado poco después de que el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero aprobara el matrimonio entre homosexuales.

Intervención desacertada de la reina Sofía sobre los homosexuales

“Puedo comprender que haya personas con otra tendencia sexual, pero ¿qué se sientan orgullosos de ello? ¿Qué se suban a una carroza y hagan manifestaciones? Si todos los que no somos gays saliéramos a la calle colapsaríamos el tráfico...”, decía la entonces todavía reina. “Si ‘esas’ personas quieren vivir juntas, vestirse de novios y casarse, pueden estar en su derecho o no, según las leyes de su país, pero que no lo llamen matrimonio, porque no lo es. Hay muchísimos nombres posibles, contrato social, contrato de unión, pero matrimonio, no”, añadió.

La reina Sofía en Marivent
La reina Sofía en Marivent

Unas palabras que levantaron bastante polvareda. Desde la casa real tuvieron que salir al paso, alegando que las palabras de Sofía habían sido manipuladas. Como si dieran indicios para la malinterpretación. “La reina lamenta la publicación de este libro, que no refleja el profundo respeto que le ofrecen todas las personas... lamenta la inexactitud de las palabras que le atribuyen... Pilar Urbano pone en su boca supuestas informaciones que no se produjeron”, decía un comunicado.

La periodista Pilar Eyre, por su parte, quiso investigar sobre la realidad de todo el asunto: “Por Dios, si la reina no sabe ni siquiera esas palabras en español... Eso fue la Urbano que, cuando ya recogía papeles, le soltó esa retahíla y la otra, para sacársela de encima, le dijo que sí a todo sin entender nada”, le dijeron.

Urbano, por su parte, se defendió.  “Han querido  matar al mensajero”, dijo la escritora en un programa de Risto Mejide. Pero al margen de si las palabras de Sofía eran ciertas o no, Eyre se mostró sorprendida, teniendo en cuenta que han circulado numerosos rumores acerca de la presunta homosexualidad del padre de Sofía y abuelo de las infantas Elena y Cristina, Pablo de Grecia.

El padre de la reina Sofía era gay

“Resulta paradójico que la reina Sofía tuviera esta opinión tan negativa sobre la homosexualidad cuando su mismo padre fue señalado como gay por un escritor tan eminente como Truman Capote”, escribió Eyre en uno de sus artículos. Y es que tal y como recordó la cronista, Capote escribió el libro ‘Plegarias atendidas’, en el que se refería a una relación de Pablo de Grecia con otro hombre. “Pablo de Grecia vivió unos años exiliado en Londres, en una situación tan precaria que tuvo que trabajar de mecánico en una fábrica de motores de aviación en Coventry. Al mismo tiempo frecuentaba el círculo intelectual y bohemio de Bloomsbury. Y fue allí donde conoció al gigoló Denham Fouts, conocido como ‘Dennis, el hombre más guapo del mundo’, gran amigo de Capote, al que contó su historia de amor con el príncipe griego”, recordó Eyre. “Pablo y Dennis se quisieron locamente durante unos meses, recorrieron Europa juntos y quisieron inmortalizar su pasión haciéndose un tatuaje de color azul en el pecho, sobre el corazón. La estrecha unión se rompió cuando Pablo conoció a Federica de Hannover y decidió casarse con ella”, añadió.

De hecho, podría haber habido otros hombres en la vida de Pablo al margen de Denham FoutsJuan Balansó me contó que estaba escribiendo sobre la homosexualidad de Pablo de Grecia. Y que tenía cartas manuscritas de compañeros de la fábrica de Coventry donde el príncipe, que era alto y guapetón, había roto muchos corazones”, concluyó Eyre.