En los últimos años, hemos oído hablar mucho de cómo la inteligencia artificial (IA) transformará la economía, la cultura, la política, pero, hablamos muy poco de algo esencial: ¿cómo puede cambiar la forma en la que tomamos decisiones solidarias? 

Donar siempre ha sido un acto humano, íntimo, marcado por valores y experiencias personales. Sin embargo, la aparición de nuevas herramientas de inteligencia artificial abre un debate inesperado sobre cómo la tecnología puede ayudarnos a ser mejores donantes o incluso donantes más inteligentes.

Es normal que esta cuestión al principio genere desconfianza, ya que durante mucho tiempo la IA se ha presentado como una especie de máquina que decide por nosotros o que puede llegar a sustituir nuestro espíritu crítico.  Sin embargo, no se trata de sustituir la intuición humana, sino de reforzar nuestra capacidad de actuar con información más rigurosa y transparente. 

La misma tecnología que a día de hoy nos ayuda a procesar en segundos miles de proyectos sociales y obtener patrones sobre qué intervenciones funcionan mejor en determinados contextos, es la que puede ayudar a una persona que dona 40 céntimos en un supermercado a comprender de manera más clara qué conseguirá su aportación. 

Esta ventana abierta también puede resultar muy interesante para las ONG. La mayoría no dispone de grandes equipos tecnológicos y, aun así, manejan cantidades de información de mucho valor sobre el ecosistema del donante. Automatizar el análisis de toda esa información puede convertir datos dispersos en conocimiento accesible para todos los donantes que le ayuden a entender el sentido de cada proyecto. 

Desde Worldcoo lo vemos cada día: quienes hacen microdonaciones quieren entender mejor qué ocurre detrás del botón de “aceptar”. Es por este motivo que creemos firmemente que la IA, usada con responsabilidad, puede ser el puente que conecte esa voluntad de ayudar con una explicación más transparente y directa del sentido de la causa. Si lo conseguimos, se abre una oportunidad extraordinaria: transformar millones de decisiones pequeñas en un ejercicio colectivo de donación responsable.

Además, la IA puede contribuir a reducir una de las barreras invisibles de la solidaridad: la sensación de que nuestras pequeñas acciones no generan un impacto real. Si proporcionamos métricas claras y proyecciones basadas en datos, la tecnología puede reforzar la confianza y acercar al donante a los resultados tangibles de su gesto.

También debemos considerar que la IA puede impulsar una mayor equidad en el acceso a la solidaridad, ya que hoy en día muchas decisiones de donación se ven influidas por la visibilidad mediática. Quizás las herramientas inteligentes pueden ayudar a equilibrar esa balanza, mostrando necesidades menos conocidas, pero igualmente urgentes. 

Y esto nos lleva a una idea clave de toda esta reflexión: quizá la verdadera revolución de la IA en el ámbito social no es crear máquinas más inteligentes, sino ciudadanos más informados, más conscientes y, por qué no, más solidarios. 

Tania Quintero, CEO de Worldcoo