Este fin de semana ha tenido lugar el Festival Vida en Vilanova i la Geltrú. Pero lo que muchos tienen en su interior no es precisamente vida, sino un asqueroso veneno, odio, racismo y homofobia que echa para atrás. Están muertos por dentro. Y eso lo ha constatado en su propia piel un reconocido periodista catalán, uno de los compañeros más queridos de RAC1 desde hace tiempo, el colega Xavi Pardo, redactor de informativos y especialista en crítica teatral, que fue a pasar unos días con su pareja a un camping de la localidad catalana. El mismo locutor avisa, en un hilo imperdible, de que "A menudo hablamos del auge de la extrema derecha en abstracto, pero las consecuencias son bien tangibles. Este fin de semana he vivido un ejemplo clarísimo en primera persona". La misma emisora donde trabaja ha informado en un hilo de obligada lectura.

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Xavi Pardo / @xavipardog
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Xavi Pardo / @xavipardog
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Xavi Pardo y su pareja / @xavipardog

Xavi explica que él y su pareja, que es de Escocia, han ido al festival Vida a disfrutar, por ejemplo, del concierto de los maravillosos 'Suede' de Brett Anderson. Durante el día, antes de la música, fueron a la piscina del camping Vilanova Park: "Dejamos las toallas bajo un árbol, buscando la sombra, y nos vamos a bañar. Cuando volvemos (no habían pasado ni cinco minutos) nos encontramos nuestras toallas unos metros más allá, a pleno sol, y bajo el árbol toda una familia estirada en tumbonas. Les pregunto por qué nos han movido las cosas y me dicen que ellos no han movido nada, que es el sol que se ha movido y la sombra ha cambiado de lugar"... Hay que tener mucha jeta y muy poca vergüenza. Pero la cosa solo había hecho que empezar.

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Xavi Pardo y su pareja, en el Festival Vida / @xavipardog

Él les dijo que "quizás el sol sí que se ha movido, pero el árbol no, que está donde habíamos dejado las cosas. Y nos empiezan a increpar, que dejemos de llorar y les dejemos en paz. Viendo que razonar no sirve de nada, decidimos coger las toallas e ir a otra parte. Sería demasiado incómodo quedarnos allí al lado de aquella gente. Mi chico, que no tiene tanta sangre fría, les deja ir un "fuck you" mientras recoge las cosas. De acuerdo, quizás no fue la mejor jugada, pero le salió así". Absolutamente comprensible la reacción de la pareja de Xavi. Una frase que hizo saltar al energúmeno que les movió la toalla: "Cuando lo oye, el hombre se levanta hecho una fiera, corre hacia él, le agarra y con el puño a dos centímetros de la nariz le pregunta: '¿Qué has dicho? Repítelo si tienes cojones'". La habitual testosterona machirula y homófoba. Lamentable. El periodista, tratando de no perder la paciencia y ser conciliador: "Yo los separo, trato de poner paz, pero entonces viene la mujer y me dice que tendríamos que tener más respeto y educación. Le hago notar que coger el lugar a alguien y moverle las cosas no es precisamente una gran muestra de respeto ni de buena educación. Me contestan que nos han movido las cosas (ahora sí, lo admiten) porque les ha dado la gana".

Quedaba la guinda del pastel, un "guiri de mierda' dirigido a mi chico, que es escocés. De nuevo, les señalo que insultar tampoco no es demasiado respetuoso. Lo hago manteniendo la calma y sin alzar la voz, no como ellos, que todavía gritan más cuando le dicen a mi chico que lo que tendría que hacer es volver a su país y, por si no le había quedado clara la idea, repiten: 'guiri de mierda'. Aquí es cuando les recrimino su actitud racista y les informo que mi chico de guiri no tiene nada, que vive aquí, trabaja aquí y paga impuestos aquí". El chico de Pardo "les deja ir que son el prototipo de votante de VOX. Y cuando oyen eso se les ilumina la cara. Sonríen y nos dicen que sí, que a mucha honra y la mujer añade: 'Y cuando ganemos, tú y los que son como tú ya os podéis preparar'". Bingo. Aquí sacaron todo lo que llevan dentro suyo: racismo y homofobia indisimulada. La mujer señala a Xavi, "que iba con un bañador tipo speedo de colorines y una toalla con los colores del arco iris. Le pregunto qué quiere decir, qué representa que soy, yo. Me mira con asco, hace un gesto con la mano aflojando la muñeca y me dice: "Ya lo sabes, no me tires de la lengua". Le digo que no tengo ni idea, que no sé a qué se refiere. Y vuelve: 'Lo sabes perfectamente y os quedan cuatro días'". ¿Y el hombre?: Decido acabarlo aquí y largarme, así que me voy y el hombre lo remata, refiriéndome a mi chico: "Sí, llévatelo porque si no lo pongo a dormir"...

Asqueroso es poco. ¿Y el resto de bañistas? ¿Y la gente que estaba presenciando la escena?... Callados como ratas miserables: "Hay que decir también que en la piscina no estábamos solos: muchísima gente presenció la escena y nadie abrió la boca ni movió un dedo. Parar el fascismo es cosa de todos. Se empieza persiguiendo al diferente, atacando colectivos vulnerables, y sabemos cómo acaba":

Entendemos perfectamente a Xavi y a su pareja, la frustración, tristeza y ganas de enviarles a freír espárragos. Impresentables que, por desgracia, no solo hay en una piscina de un camping de Vilanova i la Geltrú. Todo el apoyo del mundo para Xavi y su chico, y como bien dice él: "Los resultados de VOX no son un número: detrás hay personas de carne y hueso, con nombres y apellidos, gente que ahora se siente amparada y protegida para actuar con impunidad, gente que siente que ya ni hay motivo para reprimir sus comportamientos racistas y homófobos". Tiene toda la razón del mundo.