De alguien que cuando se levanta piensa una cosa, cuando se mira al espejo, otra, cuándo desayuna, ya ha cambiado de opinión, y cuando sale de casa, ya no se sabe ni qué piensa, no se puede esperar otra cosa que una falta de originalidad preocupante. Toni Cantó, el hombre que en el armario tiene más chaquetas de colores que Xavier Sala-i-Martín. Pero lo que en el economista es una elección cromática y estilística, en el político valenciano es una demostración fehaciente de poca vergüenza y de dejar los principios guardados en un cajón. Toni Cantó, el hombre que va al sastre cada dos por tres a que le cambie la americana.

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Toni Cantó / @tonicanto1

Toni Cantó, el hombre en quien Groucho Marx se inspiró cuando dijo aquello de Estos son mis principios, si no le gustan, tengo otros, pide una silla y un poco de cariño, ahora en UPyD, ahora en Cs, ahora en el PP y ahora, o dentro de poco, en Vox. Todo llegará. Todo sea para que alguna cámara le haga un poquito de caso. Toni Cantó, el hombre que cuando oye alguna cosa que tenga que ver con la independencia de Catalunya, empieza a supurar bilis por todas partes.

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Isabel Díaz Ayuso y Toni Cantó / @tonicanto1

Pero mira por dónde, ahora, Toni Cantó, ha querido imitar a alguien que nunca se ha escondido de demostrar que Catalunya es su país. Un catalán que ha vuelto a la escena mediática, que vuelve a presidir al Barça y que empezó a ganar las elecciones al club azulgrana el día en que él y su equipo de campaña tuvieron una idea MARAVILLOSA: poner una pancarta gigante en Madrid, con el Bernabéu de fondo, y un mensaje sensacional: "Ganas de volver a veros".

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Pancarta de Joan Laporta en Madrid / @JoanLaportaFCB

Pero lo que en Joan Laporta todo fue originalidad, pertinencia, respeto, talento, don de la oportunidad y poner un par de narices, en Cantó todo es copia barata, ir un mes tarde, repetir como un loro y tener poca gracia. Ya sabemos que Toni Cantó sólo va donde el viento sopla. Y si aquel día, el viento trajo aplausos unánimes por parte de la ocurrencia de Laporta, ¿qué se podía esperar de Cantó? Que lo copiara. ¿Cómo? Haciendo su versión, poniendo su obsesión personal anti-Pedro Sánchez. Una versión marca blanca del original:

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Cantó arrastra los elogios de los cuatro palmeros que lo siguen y le ríen las gracias. Pero podría ser un poco más original y tener alguna vez alguna idea propia. Pero de donde no hay, no mana. Cualquier día de estos no se extrañen si ven a Cantó comiendo una paella y diciendo M'estic fotent com un bacó, plantado en la puerta de la calle Génova de Madrid y diciendo Que n'aprenguin! o entonando Els Segadors... Pero que alguien le diga a Cantó que el carisma o se tiene o no se tiene.