En los últimos días, la saga Campos ha vuelto a acaparar titulares con un nuevo episodio de desencuentros entre Terelu Campos, Carmen Borrego y Alejandra Rubio. Bajo la apariencia de un conflicto familiar, muchos analistas del corazón sugieren que hay un interés común: mantener la atención mediática y asegurar una posición destacada en la parrilla. Todo comenzó tras una entrevista exclusiva concedida por Carmen Borrego a la revista Lecturas el pasado 9 de julio. En esa conversación, Borrego habló abiertamente sobre su relación con su sobrina (e hija de Terelu), Alejandra Rubio, aludiendo al distanciamiento existente. Declaró: “A Alejandra le sobramos todos”.

Días después, en el programa de Telecinco, ¡De viernes!, Terelu estuvo presente durante los comentarios que su hermana emitió sobre Alejandra. Esto dio lugar a una confrontación visible en directo, donde Terelu defendió a su hija sin titubeos: “Ni tú, ni yo, ni nadie vamos a cambiar la forma de pensar de Alejandra… si ella piensa que fue dolorosísimo, lo seguirá pensando”. Acto seguido, Terelu anunció que abandonaba el país momentáneamente tras lo sucedido.

En paralelo, Alejandra Rubio no se mantuvo al margen y emitió su propia réplica a través de los medios: respondió con contundencia que ella “ahorra para pagarse sus vacaciones”, y defendió su derecho a no permanecer en silencio. El conflicto escaló cuando OKDiario reveló que Alejandra había decidido no dejar que el primo José María Almoguera conociera a su bebé, lo que añade un nuevo frente al conflicto inherente por la custodia y la exposición familiar.

Además, algunos medios informaron que Borrego y Rubio podrían haber pactado un “nuevo negocio televisivo” para exponer la disputa en detalle y monetizarla, con la posible participación de Terelu también en un guion sacrificado de serenidad y conflicto familiar para mantener la atención mediática. Finalmente, Infobae destaca que, pese a todo, Terelu insiste en que “no hay ningún problema” entre su hermana y su hija, y culpa a los medios de amplificar la tensión.

¿Negocio o conflicto legítimo? Dos visiones opuestas dominan el relato:

Los desencuentros reales entre Carmen y Alejandra, centrados en la exposición mediática de ciertos aspectos familiares, son auténticos. El enfado de Alejandra por la exclusiva de su tía, y la respuesta firme de Terelu, muestran fracturas personales reales, no guionadas. La magnificación pública y sincronizada (entre revista, programas diarios y declaraciones públicas) de cada paso del conflicto sugiere la intervención de una estrategia consciente para captar atención.

Las acusaciones de que Carmen y Alejandra “han pactado un negocio”, y la presencia constante de los tres en prime time, alimentan la teoría de que se trata de un guion para mantener relevancia. Una reflexión generalizada entre expertos del ámbito del corazón es que este tipo de polémicas se alimentan mutuamente con opacidad, declaraciones altisonantes y presencia mediática repetitiva. Se llena la parrilla y surgen “socios” delicadamente enfrentados que atraen la audiencia.

Mirada profesional y pública

Para Terelu, el tema personal y profesional se entrelazan: por un lado, defiende a su hija y critica a los medios; por otro, vuelve a la televisión con un nuevo proyecto en el programa Fiesta de Telecinco, aparentemente con una sección propia. Carmen Borrego, por su parte, ha mantenido una postura altiva porque defiende la necesidad de pasar página y a la vez insiste en que su hijo ya ha asumido errores, y no desea alimentar polémicas eternas. Alejandra Rubio, en cambio, reivindica su legitimidad para defender la intimidad de su hijo y su carácter, y da la impresión de estar dispuesta a ir hasta donde haga falta, incluso iniciando acciones legales (como manifestó en otros conflictos similares).