La marquesa de Griñón, Tamara Falcó, ha sorprendido a todos con una noticia que ha sacudido los cimientos de su imagen pública: ha abandonado el tratamiento de fertilidad que emprendió tras su sonado enlace con Íñigo Onieva. Lo que parecía una idílica búsqueda de la maternidad se ha convertido en una historia de decepción, dogmas religiosos y sospechas cada vez más fundadas sobre el deterioro de su relación matrimonial.

Según revelaciones de la influencer y youtuber Maica Vasco, Tamara ha decidido suspender indefinidamente su intento por quedarse embarazada. El motivo, según fuentes cercanas, no responde a una cuestión médica, sino a una profunda crisis de fe, confianza y desilusión conyugal. El sueño de formar una familia se desvanece entre oraciones, reglas impuestas por líderes espirituales y los escándalos nocturnos protagonizados por su esposo.

Tamara Falcó Íñigo Oneiva   Gtres
Tamara Falcó e Íñigo Onieva / Gtres

Tratamientos espirituales y reglas imposibles: el insólito camino de Tamara hacia la maternidad

El enfoque de Tamara para lograr el embarazo dista mucho de los métodos médicos convencionales. En lugar de recurrir a una clínica de fertilidad de prestigio, optó por una institución que impone un régimen casi monástico para las parejas que desean concebir. Según ha trascendido, cada intento debía contar con el aval de un consejero espiritual, quien incluso vetaba ciertas prácticas íntimas y regulaba el calendario fértil de la aristócrata con escrupulosa devoción.

Nada de inseminación artificial, nada de tratamientos hormonales ni fecundación in vitro: el proceso debía estar, literalmente, en manos de Dios. La clínica elegida, Fertilitas, sigue un sistema que mezcla misticismo con medicina natural, usando el método Creighton para monitorizar y tratar el ciclo ovulatorio sin manipulación de embriones ni procedimientos invasivos. Muchos eligen esta opción por motivos éticos o religiosos, aunque los resultados en el caso de la marquesa no han sido los esperados. “Estamos deseando ser padres, pero también es verdad que hay ciertas cosas que si no pasan… pues es que no son para nosotros y ya está”, habría confesado Tamara, dando a entender que ha perdido la esperanza en este tratamiento.

Los consejos de Isabel Preysler habrían sido decisivos en esta renuncia. La socialité, madre de Tamara y voz de la sensatez en momentos clave de su vida, le habría recomendado dejar atrás el tratamiento, sugiriéndole que su matrimonio no está preparado para el compromiso emocional y espiritual que exige un hijo.

Isabel Preysler
Isabel Preysler

Íñigo Onieva, en el punto de mira: fiestas, escapadas y una sospechosa ausencia de compromiso

Mientras Tamara se entregaba a un proceso cargado de fe, Íñigo Onieva parecía recorrer un camino completamente opuesto. Su afición por la vida nocturna, los eventos sociales y sus presuntas escapadas furtivas no han ayudado a consolidar la estabilidad que requiere un proyecto de familia. Las pruebas apuntan hacia una vida paralela que dista mucho del ideal de hogar que Tamara anhelaba construir. Estas circunstancias no han hecho más que confirmar lo que muchos ya sospechaban: el matrimonio está colgando de un hilo, y la renuncia a la maternidad es solo la punta del iceberg. Las contradicciones entre la devoción espiritual de Tamara y el estilo de vida de Íñigo parecen irreconciliables.

Tamara Falcó ha dejado claro que no está dispuesta a seguir fingiendo. Ha renunciado a su mayor ilusión, no por falta de deseo, sino por exceso de dudas. El bebé no llegará, al menos por ahora, y lo más preocupante es que el proyecto de familia que soñó, con Íñigo como pilar, parece haber sido un espejismo.