Selena Gómez tiene un ritual que desconcierta a su equipo y sorprende a cualquiera que se cruce con ella minutos antes de salir al escenario. Nada de bebidas energéticas, ni pócimas milagro de diva pop. Justo antes de cantar, Selena se sirve un pequeño vaso de aceite de oliva. Sí, aceite. A palo seco. Y luego, directa al show.

La escena se ha repetido tantas veces que ya nadie le pregunta. Camerino, calentamiento vocal, respiración profunda y trago de aceite. Para ella no es una manía rara, es una costumbre innegociable. Cree firmemente que ese gesto protege su voz y la prepara para aguantar conciertos exigentes sin perder potencia ni control.

El ritual más inesperado del backstage

Y es que Selena no improvisa cuando se trata de cuidarse. Después de años de giras, problemas de salud y presión mediática, ha aprendido a escuchar a su cuerpo aunque sus métodos resulten, cuanto menos, curiosos. Mientras otros artistas recurren a caramelos, sprays o infusiones imposibles, ella apuesta por algo tan básico como el aceite de oliva.

Selena Gómez

En su entorno aseguran que no lo mezcla con nada, ni agua ni zumo. Un sorbo rápido, cara de pocos amigos y listo. No es precisamente un placer, pero Selena está convencida de que funciona. Dice que nota la garganta más “engrasada”, menos seca y más preparada para cantar durante horas. La realidad es que el ritual se ha convertido en parte del folklore de sus giras. Técnicos, músicos y bailarines ya lo ven como algo normal. “Si no toma el aceite, algo va mal”, bromean algunos.

Diva pop, costumbres de abuela mediterránea

Lo curioso es que esta costumbre encaja poco con la imagen ultra pop y sofisticada que proyecta en el escenario. Pero ahí está la gracia. Selena mezcla glamour con hábitos casi de abuela. Aceite de oliva antes de cantar y después… a romperla delante de miles de personas.

Ella misma no tiene problema en contarlo y lo hace con naturalidad, como si fuera lo más normal del mundo. No vende milagros ni promete resultados mágicos. Simplemente dice que a ella le funciona y que no piensa cambiarlo. Así pues, mientras el público corea sus canciones y la ve brillar bajo los focos, pocos imaginan que todo empezó minutos antes con un trago espeso y poco glamuroso. Pero Selena Gómez es así: imprevisible, práctica y con rituales que nadie vio venir.