Las negociaciones para una posible investidura de Pedro Sánchez excitan y de qué manera al sector más reaccionario de la política española. Esperanza Aguirre ahora es una agitadora que corta calles en Madrid al grito de 'Viva Franco'. Si oye la palabra 'amnistía' tres veces más empieza a ver tutoriales de "cómo hacer un cóctel molotov" en Youtube. Los jueces y fiscales aceleran a fondo el lawfare y ahora señalan al president Carles Puigdemont como responsable, ideólogo, ejecutor y hombre orquesta del Tsunami Democràtic. Ayuso empieza a agotar el catálogo de expresiones demoníacas sobre Catalunya, y Aznar no hay día que no llame a la revuelta popular, como en el 1936. El ambiente es cada vez más crispado: porque tendrán a Perrosanxe hasta en la sopa 4 años más y porque las negociaciones con Junts representan todo aquello que odian: la justicia y Catalunya. El hombre del saco es un pardillo comparado con un indepe en Waterloo.

La inminencia del acuerdo provoca que todas las informaciones tenga la etiqueta de última hora y que hagan referencia a la maldad infinita de los catalanes y de sus socios socialistas. Tenemos mesas de debate, monólogos, editoriales, encuestas. Todo el abanico de formatos televisivos y radiofónicos dirigidos a agitar el avispero, a llamar a las armas, a defender la patria. Aceptar la derrota electoral no fue fácil de digerir, pero perder contra su máximo rival... eso es inhumano. Lo más divertido de todo es comprobar la paranoia en la que vive instalada un sector de la sociedad, que ve indepes en todas partes. Con ser catalán o catalana basta: por ejemplo, lo que le está pasando a la presentadora Samanta Villar, barcelonesa de nacimiento, pero más madrileña que un chotis: ha pasado buena parte de su vida allí en diferentes etapas. 'Espejo Público' la ha invitado para llenar una especie de cara a cara con el periodista Rubén Amón, ex de El País y ariete de la derecha exprogre.

Samanta Villar Antena 3
Samanta Villar / Antena 3

Villar no ha sido independentista ni en la fantasía más onírica y alocada. Entonces nadie decía absolutamente nada, especialmente en la españita. Pero como ahora le han preguntado y la respuesta no les satisface, ea, a por ella. Eso de jarabe democrático, y tal. Se ha mostrado a favor de la "reconciliación. Creo que tenemos que dar un paso adelante en olvidar, en perdonar". Va muy errada, España no perdona. Es más, aplica la venganza preventiva a todo lo que huela a desafección. No importa que no haya delitos de sangre, ni que el estado actuara de forma violenta y represora contra una parte de la sociedad por querer votar en paz sobre su futuro. Villar se ha mojado un poco en este charco... y ha sacado los pies llenos de barro, de porquería, de odio e intolerancia.

Atención a las respuestas que está recibiendo la célebre presentadora del '21 días' y formatos equivalentes: de traidora e ignorante hacia arriba. Incluso encontramos calificativos machistas, clasistas y asquerosos que retratan a la perfección a sus remitentes, como aquellos que sentencian como "guapa" o "fea" a aquellos con los que está de acuerdo... o en desacuerdo. Vaya país. Así le va, cada día retrocediendo en el tiempo y en la dignidad. No tienen remedio.