Salvados ha centrado su último programa en la trata de blancas, el comercio efectuado con mujeres que destinan a la prostitución. Jordi Évole ha querido indagar en este mundo, hablando sobre mujeres que son engañadas, prostituidas y esclavizadas con el objetivo de ganar mucho dinero.

Un 'negocio' que mueve millones de euros el año, y es que las cifras son alarmantes. Una psicóloga experta en la materia contextualizó cómo se encuentra la situación actualmente: 12 millones de personas en el mundo que viven en esta situación, el 75% de los que son mujeres y niñas.

España sería el primer país europeo en consumir sexo pagado, y que se considere alegal no ayuda: "Esto da un paraguas que deja que todo eso pase. El cliente siempre es la pata invisible. La sociedad normaliza su papel".

El momento más duro de este especial ha sido la entrevista a Amelia Tiganus, víctima que después de cinco años obligada a ejercer la prostitución pudo salir de este círculo. Convertida en activista, explicaba cómo empezó todo, cuando un grupo de proxenetas la convencieron para venir a España para 'huir' de las violaciones de que estaba sufriendo en Rumania: "Me vendieron a un proxeneta español por 300 €. El botín que deja el tráfico y la prostitución allí es muy suculento. Prefieren mirar a otro lado y beneficiarse. Me resigné, pero me siento muy orgullosa de mí misma por no haberme suicidado. El feminismo me salvó la vida, fue la única cosa que me dio herramientas para comprender que lo que había hecho no era culpa mía".

Ella no fue el único estimonio, por eso. Otra mujer, Ana, en este caso nigeriana, se sinceró con Évole y puso la carne de gallina a los teleespectadores con su historia: "Me dijeron que vendría aquí a estudiar, me dieron dinero y me engañaron. Tenía que tener relaciones con 10 o 15 hombres al día y no me quedaba nada de dinero, porque se lo tenía que devolver. Estaba esclavizada. Tenía que estar en la calle de las 8 de la mañana a las 9 de la noche, de lunes a domingo. Para sacar 100 euros tenía que estar con 10 hombres al día".

Unas confesiones escalofriantes que acabó con una fuerte denuncia al sistema español: "Es perfecto para el proxeneta. Desde las leyes hasta la materia prima que recibe de países pobres. Todo está en perfecto armonía. La culpa y responsabilidad es primero del Estado, después la sociedad repite el discurso del lobby proxeneta, "ellas quieren".

Y es que todavía no hay una ley integral contra la trata de blancas, cuando es el país que más consume y un destino de turismo sexual. "Las menores víctimas antes tenían 17 años, ahora venden con 14", asegura la directora de la asociación para la atención a la mujer prostituida. Una situación insostenible que Salvados denunció, rogando para que se ponga fin.