El pasado 1 de junio se cumplieron 19 años del fallecimiento de Rocío Jurado, una de las artistas más icónicas de la canción española. Una fecha que cada año congrega a familiares, fans y periodistas en el cementerio de Chipiona, donde reposan los restos de "La más grande". Sin embargo, una vez más, la gran ausente ha sido Rocío Carrasco, su única hija biológica, cuya ausencia se ha convertido en una costumbre… pero también en un negocio, según nuevas y explosivas declaraciones.
Durante el emotivo homenaje, al que asistieron rostros como Rocío y David Flores, Gloria Camila, José Ortega Cano y Amador Mohedano, una sombra ensombreció el acto: los rumores que señalan que Carrasco cobra dinero por dejarse grabar visitando la tumba de su madre. Una información filtrada por un allegado del entorno familiar que no ha tardado en incendiar los platós de televisión y dividir a la opinión pública.
¿Homenaje o espectáculo? La visita que cambió el relato
En 2021, tras años de ausencia, Rocío Carrasco sorprendió al país acudiendo al panteón familiar. Fue un momento de alto voltaje emocional que, sin embargo, fue grabado y retransmitido, supuestamente para dar mayor visibilidad a su docuserie Rocío, contar la verdad para seguir viva. Aquel acto, que algunos vieron como un valiente gesto de reconciliación, hoy se interpreta por otros como una estrategia premeditada para monetizar el dolor.
Según fuentes cercanas a la familia, Carrasco habría establecido una curiosa condición para presentarse en el cementerio de Chipiona: una oferta económica por dejarse grabar llorando ante la tumba de su madre. Lo que para unos es una visita sagrada, para otros parece haberse convertido en un producto más de la maquinaria mediática que rodea a Rociíto. Mientras otros miembros de la familia acuden año tras año movidos por el cariño y la memoria, la hija de la artista parecería condicionar su presencia al interés económico. Este enfoque ha provocado indignación en parte del clan, que considera este tipo de acciones una falta de respeto a la memoria de Rocío Jurado.
Las flores de la discordia: ¿gesto sincero o estrategia de marketing?
En 2024, una corona de flores con una dedicatoria firmada por Rocío Carrasco apareció de forma repentina sobre la tumba de su madre. Sin embargo, su presencia física volvió a brillar por su ausencia. La imagen del ramo corrió como la pólvora por redes sociales, alimentando sospechas sobre la intención detrás del gesto. ¿Fue un homenaje discreto o una jugada cuidadosamente planeada para mantener su nombre en el foco mediático sin tener que exponerse personalmente?
José Ortega Cano, visiblemente emocionado ante las cámaras, no ocultó su desconcierto: "Tiene las puertas abiertas, lo mismo que yo", aseguró. Un mensaje cargado de ambigüedad que, lejos de cerrar heridas, deja entrever la ruptura latente entre Carrasco y el resto del clan. El torero, que visita el cementerio con frecuencia y sin cobertura mediática, marcó distancia con la actitud de la hija de la artista: "Yo hago mis visitas personales", afirmó, dejando claro que sus visitas son privadas y frecuentes, sin necesidad de crear un espectáculo mediático alrededor de ellas. Cada año, la ausencia de Rocío Carrasco en Chipiona revive la herida abierta en la familia Jurado. Y ahora, con los rumores de cobros por acudir a la tumba, el escándalo alcanza un nuevo nivel de indignación. Si en algún momento se creyó que el perdón era posible, hoy parece más lejano que nunca.