Riqui Puig es el Iván de la Peña del s. XXI. Los más jóvenes no recuerdan como los años 90 en la época Cruyff, había un clamor a favor de hacer jugar a un joven de la Masia, De la Peña, que tenía buena imagen y buen fútbol. Era calvo y menudo, pero prometía mucho.

Johan se veía empujado a ponerlo y lo ponía poco. La grada y la prensa lo adoraban. Se llegó a calificar una generación de futbolistas de la cantera de su edad como "la quinta del calvo" o de "lo pelat". Era un buen jugador, no acabó como estrella.

Ahora le pasa algo similar a Riqui Puig: buena imagen, de la casa, buen jugador, la prensa y la grada lo quiere y el entrenador no lo pone. Tiene que luchar.

Puig es de casa buena y educado. Ha aprendido que cuando sale del entrenamiento en coche y decenas de jóvenes lo esperan para un autógrafo, se tiene que parar. Lo hace muy educado pero con prisas, y no se da cuenta de lo que firma. ¿Siempre un garabato pero dónde? En un trozo de papel, en una servilleta, en un escote o como hoy, en un cerdo de España.

¿Cómo? Sí, un joven aficionado ha ido al Camp Nou con su mascota, un cerdito, vestido con la camiseta de la Selección española. Riqui, sin fijarse demasiado, o quizás sí y no le da importancia, lo firma. Un cerdo de España con el nombre de Riqui Puig. Tendrá que esconderse de los ultras.

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Riqui Puig en el entrenamiento, EFE/twitter

Un tuitero ha grabado el momento entre fans gritando Riqui, Riqui y los gruñidos del cerdo rojigualdo. Los de la cadena Gol, merengues como Manolo Lama, lo difunden para que los ultras, madridistas y españolistas critiquen aRiqui. Vídeo:

Muchos otros comentarios son contra el gesto o acusando a los culés de ser los cerdos.

Es un juego. El animal ni siquiera va con la camiseta de Sergio Ramos.

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Puig tiene otro socio de casa buena en el club, Gerard Piqué. Parecen hechos de la misma pasta. Uno de la Bonanova, y el otro de Matadapera. En argot, son pijos. Los dos catalanes, formados en La Masia, de buena familia, cara de buen niño, rubitos, buenos jugadores y desacomplejados en las redes sociales. Piqué ya va de salida a los 35 años y Riqui Puig justo empieza en los 22.

RP

Riqui Puig en Instagram

Riqui Puig colgaba fotos en su sala de estar. Bambas de su patrocinador, moqueta buena, colores blancos... Una estampa relajada hasta que Gerard Piqué entra en Instagram y comenta dos detalles para destacar el gusto dudoso de Puig:

Piqué escribe "R.P. qué horterada" refiriéndose a cómo el joven futbolista ha pedido que le borden las iniciales, erre punto pe punto, en los cojinesde casa, los de la salita de estar, como si fuera un narco mexicano. Y por si fuera poca cosa, Piqué hace escarnio de la manta de Riqui Puig: "De qué marca es la manta"?.

Una manta de Loewe cuesta, según la web de la marca, alrededor de mil euros. Hay muchos detalles estrambóticos de Riqui: las bambas sin calcetines, la tele de espaldas en el sofá, las iniciales como de lápida funeraria (RIP: Requiescat in pace en latín descanse en paz).

Lo que tiene cachondeo es que le diga a Piqué. Son dos gotas de agua. Como cuando le dice la sartén al cazo "No te acerques que me tiznas". Piqué y Riqui Puig, dos estrellas del Barça, dos muy buenos futbolistas. Bonitos y caros, como Loewe. Y ahora odiados por el españolismo.