El escritor Ramón de España tiene 62 años. Mencionamos el dato por pertinente. Porque dice que desde los veintipocos años no pone un pie en las fiestas de Gràcia. Por lo tanto, lleva cuarenta años alejado de algo que para él debe ser poco menos que entrar en el infierno en vida.

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En el diario Crónica Global ha hecho un retrato de las emblemáticas celebraciones gracienses que están a punto de empezar, donde se ha ensañado a gusto contra las fiestas, con un trasfondo crítico que huele a antiindependentismo en grado máximo. El mismo que escribió de Toni Soler, Empar Moliner y Antonio Baños que eran "esbirros de la secta amarilla", ahora ataca sin piedad la festividad de un barrio donde ahora "campan sectores alternativos, colectivos de borrachos con causa: okupas, independentistas, falsos antifascistas y demás racaille (como diría Sarkozy), que enseguida se ganaron la enemistad de los yayos y yayas de Gràcia". Es decir, tilda a los independentistas de "borrachos con causa"

FEstes de Gràcia ACN

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"Gràcia está llena de gente que cree (o hace como que cree) que aún vive en el pueblo que fue su barrio antes de convertirse en una zona más de la ciudad. Y nada gusta más que celebrar su fiesta mayor, con sus calles decoradas de un modo que va de lo entrañable a lo ridículo –la más espantosa suele llevarse el premio gordo-, con unos resultados estéticos que se pueden considerar prácticamente como peligrosos ataques sensoriales al ciudadano", escribe De España, que pone el dedo en la llaga sobre un vecindario que tiene una "cierta sensación de superioridad con respecto a los que vienen de otros barrios para apuntarse al jolgorio". El escritor, a pesar de no pasar por Gràcia hace años, tiene recuerdos que le provocan pesadillas: "una masa de gente con la que te rozabas permanentemente y una sudoración que se incrementaba con cada cerveza que te apretabas. Cuando por fin te ibas a casa, lo hacías sudando como un gorrino y no sabías qué hacer con la ropa que llevabas puesta, si echarla a la lavadora o, directamente, prenderle fuego".

Fiesta Mayor Gracia - ACN

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El artículo acaba culpando directamente a los colectivos alternativos, como los okupas e independentistas, como lo considera él, de haber convertido "unas fiestas algo tontorronas, pero inofensivas, en una ocupación seudodionisíaca del espacio público, aunque con más sátiros que ninfas", con una preocupación añadida hacia las teresines que viven en Gracia: "La suciedad y las vomitonas se han multiplicado de manera exponencial, las yayas no pueden dormir por culpa de esos botellones en las plazas que no terminan hasta que –si hay suerte— la Guardia Urbana los disuelve a porrazos, se montan unas tanganas impropias de un pueblecito cuyos habitantes bajan a veces a Barcelona"... Descartamos a De España para hacer el pregón de las fiestas del próximo verano...