José Manuel Pinto Colorado es uno de esos jugadores que han pasado por el Barça y han dejado un regusto y unos recuerdos muy agradables en los culés. Uno de esos tipos que cae bien. Caía bien cuando defendía la portería del Barça con su icónica cabellera con trenzas y cae bien ahora que hace once años que colgó las botas, o en su caso, los guantes, y que ya lleva el pelo corto.


El de Puerto de Santa María, Cádiz, llegó al Barça en 2008 procedente del Celta de Vigo. Y en el club azulgrana vivió sus mejores años como profesional, y eso que era suplente habitual de Víctor Valdés y tenía que conformarse con jugar solo los partidos de la Copa del Rey. Un Pinto de quien todo el mundo recuerda dos momentos increíbles defendiendo la portería del Barça. Uno, en un partido contra el Copenhague en 2010, cuando engañó a un jugador rival simulando el silbato del árbitro para hacerle creer que estaba en fuera de juego y así recuperar la pelota y que no fuera una ocasión de peligro rival. El otro, en una eliminatoria de la Copa del Rey contra el Mallorca, cuando le paró un penalti al jugador mallorquinista Pep Martí después de decirle a qué lado se lanzaría:
Un disfrutón de la vida, un tipo muy de la coña y a quien el fútbol le gustaba... pero hasta cierto punto. Le encantaba jugarlo, pero compartía pasión con la música, que es a lo que se dedica ahora como 'Pinto Wahin'. Un jugador de la élite, que defendía la portería del Barça, pero que era una rara avis, porque no fue nunca de los que miraba mil partidos en la tele ni le entusiasmaba especialmente. En una conversación deliciosa con Josep Pedrerol en El cafelito, reconoce que el fútbol le encantaba... "jugarlo. ¿Verlo?...Nunca. Nunca me ha gustado verlo, siempre me ha aburrido, desde pequeño. No lo podía contar en un vestuario, como lo de que yo hacía música". Un Pinto que reconoce que nunca ve fútbol. "O sea, ¿no sabes cómo juega Lamine Yamal?", le pregunta pícaro Pedrerol.


Y atención a la respuesta sincera: "No. No mucho... Mi niño me mantiene un poco al tanto, que él lo ve todo, ha salido a mi abuelo. A ver, no te diré que lo he visto cero, pero, highlights". "Estás de coña, ¿no?", le dice Pedrerol. Y Pinto admite que lo ve poco, de hecho, a Lamine y a quien sea, y que cuando lo hace es porque su hijo le dice que se ponga con él a ver algún partido o alguna final que ha jugado el nuevo '10' del Barça e ídolo de los culés. Un Pinto que sigue "notando el cariño de la gente cuando voy a Barcelona", una Barcelona donde no hace mucho, quien llevaba el '10' que ahora lleva Lamine, fue el mejor jugador de todos los tiempos. Hablando de Leo Messi, Pinto reconoce que no le gusta mucho que le pregunten sobre el argentino, que es lo que hace mucha gente cuando lo ve a él: "Prefiero que me pregunten por mí". "Pero es que estabas con el mejor del mundo...", dice Pedrerol. Y él: "Sí, pero para mí es mi amigo".


La amistad y sintonía que tuvieron ambos continúa hoy aún. Se hicieron íntimos, y el mismo Pinto explica por qué hubo tanto feeling con el mejor jugador de la historia: "Conmigo hablaba bastante. Se sentía cómodo conmigo, la diferencia de edad, y me empecé a juntar con los argentinos, Messi, Milito, porque desde Vigo yo tomo mate. Decían que no podía ser que un andaluz bebiera y supiera cebar mate. Era un líder sin hablar. Cuando pisaba el césped todos sabían que iba a pasar algo. Era mágico. Nunca he visto a nadie como él. Y creo que otra de las cosas por las que enganchábamos mucho es porque somos mucho de familia, y él tiene eso también, y eso nos unió". Pinto y Messi, dos genios.