Ada Colau se enfrenta a la tercera reelección como alcaldesa de Barcelona. No pinta bien, la verdad. Ni siquiera sus socios de legislatura le apoyan: el socialista Jaume Collboni ha huido por piernas, mientras que Manuel Valls hace tiempo que le dijo au revoir. Bien, a Colau, a Barcelona y a cualquier vínculo con la capital de Catalunya. Ada está más sola que nunca, aunque hace como quien oye llover. ¿Que me huelo que no tengo aliados? Pues voy por libre y firmo decretos de alcaldía muy polémicos, sin consenso, ni debate, ni nada parecido a la democracia participativa y tal. Hablamos, sí, de la ruptura de la hermandad con Tel-Aviv. Ordeno y mando. Y punto.

Una medida que está levantando una polvareda descomunal, aparte de un enfado que ha dejado de ser noticia cuando hablamos de la alcaldesa. Aunque este es especial, es como una especie de fin de fiesta con fuegos artificiales, petardos y todo tipo de artefactos pirotécnicos. Parece que quiere esculpir su epitafio político al frente del Consistorio, cuando menos para Pilar Rahola. La escritora se hace cruces, se sube por las paredes, saca fuego por la boca. Su paciencia, agotada hace tiempo, ya está en números rojos. Y por lo tanto, la réplica que le dedica en su canal 'Palabra de Rahola' es proporcional a su indignación. Así empieza, para que se hagan una idea: "El último estropicio de Ada Colau se suma a un montón de los que ha hecho esta Atila de la política. Ha dejado una ciudad trinchada, gracias a ella hemos perdido iniciativas económicas y financieras, el orden que tenía la ciudad, más inseguridad, más suciedad, ningún tipo de consenso, miles y miles de contratos a dedo, más del 80%... Deja una ciudad hecha una chapuza".

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Ada Colau / EFE

Romper relaciones con Tel-Aviv es, según Pilar, sintomático de la personalidad de Colau. "Es una sectaria. No se mueve por las razones, conceptos o debate, lo hace por los eslóganes y las consignas. Cada vez que ve una pancarta va como un buey ciego. Rompe la relación con una de las ciudades más abiertas y plurales, y que es un modelo en derechos civiles y especialmente en LGTB". También la acusa de ser una "ignorante absoluta. No sabe nada del conflicto. Su discurso antiisraelí es antisemita. Es tan ignorante que no sabe que muchos países árabes están pactando con Israel porque el enemigo real es Irán. Cada vez tiene más apoyos entre aquellos que eran sus enemigos. Sigue anclada en Arafat y el siglo XX, no ha llegado al XXI. Está defendiendo las peores ideologías del mundo, como Hamás o la Yihad Islamiya: tiranos e islamistas radicales. Vete un rato a vivir a Gaza", le recomienda.

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Tel-Aviv / Foto: Alexey Bogoslavsky

El vapuleo continúa: "Tu sectarismo te lleva a una cosa terrible, porque los boicots a Israel no alimentan la paz. Alimentan la violencia, dan la razón a los integristas de Hamás. ¿Quién está hoy contento, señora Colau? ¿La gente sensata, los estudiantes universitarios palestinos, los que quieren encontrar una salida? ¿O los que se ahogan permanentemente en un bucle de violencia?" Rahola va más allá: también la tilda de "CO-BAR-DE". En mayúsculas y poco a poco. "Porque solo con 4.000 firmas de los amiguetes has sacado adelante una propuesta que afecta a toda la ciudad de Barcelona. La imagen que damos a Israel y a todo el mundo es patética, de caverna de extrema izquierda con la boina progre. En vez de hacer lo que toca que es llevarlo a plenario y escuchar a la gente, tienes la puñetera vergüenza de hacer un decreto de alcaldía, que es un acto de autoridad autoritaria". No dialoga, impone. Ada Colau. Quién te ha visto y quién te ve. Eso si, hace una predicción: "Igual que lo has impuesto te lo quitarán, porque cada vez pintas menos".

El remate, ácido, corrosivo, implacable. "Felicidades: ahora has conseguido que Barcelona esté hermanada con Gaza, gobernada por Hamás, partido islamista que a las mujeres las oprime, a los opositores los mata, que alimenta los discurso del odio y que envía a los críos a morir con bombas". Y más palos: "Eres absolutamente patética. Me sabe mal porque habrá quien piense que los barceloneses son como Ada Colau. Y en esta ciudad hay mucha más gente sensata que tontos. Más valientes que cobardes. Más razonables que sectarios. Ada Colau representa lo peor de Barcelona".