El Congreso de los Diputados de Madrid se parece a un casino. Hay un juego en el que se juegan muchas cosas: el de los presupuestos. Las negociaciones de Pedro Sánchez con los socios de investidura es una constante. La cotización del sí fluctúa, como en la bolsa. En el caso de Catalunya, sin embargo, de momento no tenemos más que un globo sonda sobrevolándonos la cabeza: el que de vez en cuando envía al presidente sobre la modificación de un delito que ha hecho mucho daño: la sedición. El líder del PSOE enseña y retira la carta, según convenga, de que se podría cambiar y rebajar la pena. En todo caso solo sería una medida de gracia más, como los indultos parciales y todo aquello. Quizás hay quien compra el trato, pero no será Pilar Rahola. Lo tiene claro y no se muerde la lengua en el vídeo de 'Palabra de Rahola' de este martes. Dos palabras: una "puñetera vergüenza".

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Manuel Marchena, presidente del Supremo / Europa Press

Su contundente sentencia es como una navaja suiza, es multiusos. "Es igual cuando escuches esta frase, siempre servirá. Es igual si la oyes cuando dicen que se está debatiendo si se modificará, es igual si es cierto que se modificará, y es igual que se modifique un poquito, o mucho. O que al final se quede en una promesa de aquellas, una de las muchas mentiras que se van diciendo. Es igual". El orden de los factores no altera su veredicto, le da vergüenza. No sólo eso: también le parece "una genuflexión más, de las muchas que se han hecho desde el Primero de octubre". Le habla al independentismo en general, y a un partido en particular: "Que un partido independentista vinculado a la gran gesta del Primero de octubre acepte negociar la modificación del delito de sedición representa una derrota de la dignidad, de los mínimos que tendríamos que tener como país, como pueblo y como colectivo, que resulta imposible de definir".

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Pedro Sánchez / Alejandro Martínez Vélez, Europa Press

Rahola no entiende los movimientos de Esquerra, y si los entiende le provocan desasosiego. "No hubiera imaginado nunca que se aceptara por parte de partidos catalanes, y mucho menos partidos independentistas, la posibilidad de aceptar que en el Código Penal de una democracia existiera el concepto de delito de sedición". Entre otras cosas porque se trata de un "concepto medieval, sólo represivo, pero que además puede llegar a reprimir todo tipo de expresiones de libertad que tienen que ver con los derechos colectivos". Y no hay ninguna referencia similar en el resto de estados europeos, cuando menos en los homologables. ¿Qué hace este delito en el Código Penal? Pues "culpabiliza y criminaliza la acción ciudadana de revuelta democrática. Por lo tanto, poca broma".

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Pere Aragonès, Laura Vilagrà y Natàlia Mas en el Consejo Ejecutivo / Jordi Bedmar

Pilar sólo aceptaría una decisión al respecto de este delito, y es bien sencilla. No hay que lavarle la cara. No hace falta cambiar párrafos, ni alterar cifras. La enmienda es a la totalidad, en la basura y andando. El resto le provoca incredulidad: "No puedo entender de ninguna manera que además se venda como gran éxito para poder votar los presupuestos de Madrid la modificación de un delito que tendría que estar de-ro-ga-do. Y que ningún partido catalán, catalanista o cuando menos independentista aceptara nada más que no fuera la derogación". ¿Cómo se lo explica? Pues por su visión nada optimista del momento histórico que vivimos en Catalunya. La montaña rusa nos lleva de bajada a toda velocidad. "Vivimos en unas épocas de rebajas inaceptables y al mismo tiempo incomprensibles de gente que desde la dignidad de haberse alzado ahora se han puesto de rodillas permanentemente, y agacha la cabeza y deja que le cepillen la espalda, a ver si le dan alguna migaja". Uno de los momentos "más humillantes porque nos han reprimido muchas veces, pero siempre hemos intentado mantener la dignidad. Esto no es mantener la dignidad. Esto es venderse por los lentejas que ni siquiera te dan".

 

La conclusión, implacable. "Esto es intentar sobrevivir en un momento de dificultad y en un momento de desconcierto, aceptando la lógica del régimen, la lógica de la represión. Convertirse en cómplice de un delito que no hará nada más que reprimirnos, y que está pensado muy especialmente para nosotros, los catalanes".