Después de la rebaja fiscal aprobada por el gobierno autonómico, el presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno Bonilla, no ha parado de hacer llamamientos a los empresarios catalanes a situar su sede en Andalucía. Uno de los que le ha respondido, el conseller de Economía, Jaume Giró, que le ha recriminado este miércoles: "Los que me conocéis bien sabéis que yo nunca haría una propuesta como esta", ha dicho el conseller en un acto para celebrar el décimo aniversario de Infraestructures.cat. En este sentido, ha recriminado "el fondo y las formas" de Moreno. "Es por eso que algunos queremos irnos de España lo antes posible". Según Giró, no tiene ningún tipo de sentido que Andalucía, una comunidad autónoma "receptora" de dinero del Estado, se dedique a "rebajar impuestos y hacer política fiscal agresiva", mientras en Catalunya se sigue perpetuando un déficit fiscal. Ahora, quien ha dicho la suya sobre esta cuestión ha sido Pilar Rahola en su canal de YouTube, Palabra de Rahola. La escritora empieza "con una previa que es importante: Andalucía tiene todo el derecho de tener una política fiscal propia. En todo caso, no seré yo, una catalana, quien les dirá cómo tienen que gestionar su fiscalidad. Además, un gran respeto por el pueblo de Andalucía, que al fin y al cabo ha sufrido secularmente la dentellada de tener una economía vinculada a grandes latifundios que les ha empobrecido a lo largo de los tiempos. Pero una vez dicho esto, lo que ha hecho el presidente, el señor Bonilla, es desvergonzante, es una auténtica pocavergüenza".
Rahola se pregunta, y le pregunta, "¿cómo es posible que tú presidas una comunidad que está permanentemente subvencionada, que en décadas, en toda la transición y toda la democracia ha ido recibiendo dinero de subvenciones europeas y del Estado que no le ha significado aumentar el PIB prácticamente en nada, por lo tanto, un territorio que necesita la ayuda externa porque tiene una producción negativa, se permite el lujo hacer una política fiscal abaratando la fiscalidad y encima, a los que pagamos una fiscalidad muy alta, animar a nuestros empresarios que vayan hacia allí? Usted no tiene ninguna vergüenza, señor mío". Rahola pone encima de la mesa que "tendrá que preguntarse si el ideólogo de todo eso es el inefable Enric Millo, que ahora lleva acción exterior, el tema de empresas... Podría ser. No me sorprendería nada, visto su background".
En cualquier caso, Rahola insiste en que "hagan la política fiscal que quieran, pero entonces se tendrían que preguntar cómo es posible que a pesar de subvención tras subvención no han cambiado el modelo económico y no han conseguido aumentar su PIB, y por lo tanto, necesitan ayuda de dinero público... Entonces, sí... entonces, una vez ya recibo todo el dinero, entonces dices 'ahora bajaré los impuestos y los pobres empresarios catalanes que tienen una soga en el cuello, estos que vengan hacia casa'... Me parece inmoral, sinceramente... Bueno, propio de un populismo fascistoide, muy de derecha extrema, que tampoco me resulta sorprendente, y si hay está por allí el Millo todavía me sorprende menos". Dicho esto, Rahola considera oportuno abrir el melón, el debate sobre el tema de los impuestos, un debate que "como tantos otros en Catalunya, parece un debate prohibido... Hay tres cosas que no son 'progres' ni 'políticamente correctas', que quien las abre se le cae encima la marabunta: una, los temas del Islam... Uuuf, con el Islam hemos topado, poca broma quien tenga un mínimo de pensamiento crítico, que te fusilan en la plaza pública, decídmelo a mí; el otro son los impuestos". La escritora tiene claro que "a la que planteas que quizás subir los impuestos permanentemente no es la mejor de las políticas, o que castiga a las clases medias, o que habría que plantearlo de otra manera, o que el mundo empresarial, la empresa, es empresario y trabajador, no sólo trabajador, y por lo tanto, hay que hacer un equilibrio... y a partir de aquí también te cae la marabunta encima y tenemos que defender 'todos a subir impuestos'..."... Pero Rahola dice en voz alta lo que piensa, por mucho que si le echen encima: "Miren, el impuesto de sucesiones es una auténtica barbaridad, y el impuesto de patrimonio, tal como está planteado, lo único que hace es que grandes empresas se van de Catalunya". Una realidad, "nos guste mucho o poco. Un empresario de mucha importancia en Catalunya, de hecho, la única que está en el IBEX, ¿'donde tengo que poner la sede? ¿En Madrid, en Ginebra?... Porque no la podré mantener en Barcelona".
"Y tenemos que plantearnos que el discursito este progre, demagogo, de pancarteta de decir 'Hace falta subir los impuestos', ¿realmente repercute en un país más competitivo? ¿O quizás sólo nos estamos sangrando nosotros mismos y mientras tanto, los 'listos' estilo presidente de Andalucía encima todavía nos hacen la demagogia?". Rahola reconoce que no tiene la receta porque "no soy economista, pero lo que sí que tengo muy claro es que hay un discurso izquierdoso, comunero, etc, que permanentemente dice dos cosas: los empresarios son malos y hay que subir impuestos". Pero para Rahola, "el mundo empresarial es absolutamente necesario y más en un país de economía productiva donde tenemos miles y miles de empresarios; subir impuestos a menudo ahoga más que ninguna otra cosa, no reequilibra y se pierde competitividad, y sin ningún tipo de duda, el impuesto de sucesiones es una puñetera vergüenza que nunca habría haber de estado recuperado. Lo sacó Artur Mas y lo recuperaron los de la pancartita". Rahola, contundente: "A ver si hablamos seriamente de estos grandes debates, porque Catalunya se ha convertido en un país de prohibiciones: hay temas tabú":