Pilar Rahola ha empezado su Palabra de Rahola de este lunes 23 de mayo con una metáfora muy acertada. "Miren, cuando un ruido es muy intenso, molesta muchísimo, y te inquieta, ¿qué pasa aquí? Pero si dura y dura y dura hay un momento que ya no lo sientes, te acostumbras. Es lo mismo que nos está pasando con la destrucción sistemática de todo tipo de derechos fundamentales por parte del Estado español, la democracia española". La escritora apunta que "los primeros momentos nos impresionó: atizan a la gente por votar, que llevan urnas, atizan a abuelos, padres niños... Envían miles de policías, encarcelan a líderes políticos y civiles, una presidenta del Parlament... ¿Cómo puede ser?", nos preguntábamos todos. Lamentablemente, como sabemos bien todos, "pasó. Y después hemos ido sabiendo más cosas, y cada vez que hemos ido sabiendo una nueva decimos: ¡'Caray! ¿¿Cómo es posible?? ¿Pasará alguna cosa, no?... Y nunca pasa nada. Los escándalos del rey defraudador y comisionista, que parecía que temblaba la monarquía, y ya lo tenemos aquí, yendo a ver a los nietos, el hijo, con un jet de superlujo, se ha ido de regatas... Y nada, ya lo hemos normalizado. El ruido ya no nos molesta".

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Juan Carlos / EuropaPress

Más cosas: "Hemos sabido que se espiaba masivamente a toda la ciudadanía que ellos querían, de la manera más brutal y flagrante, sin argumentos mínimamente jurídicos, incluso cuando han esgrimido argumentos judicialmente son de vergüenza ajena. Los diarios norteamericanos dicen que es el 'Watergate' español. Esto es muy gordo". Muy gordo, pero como ella recuerda, "ya está, ya se ha dicho. Ha habido un poco de espuma y no pasa nada, porque bueno, 'todo el mundo espía'". Y así, ir haciendo. O en el caso de la justicia y la democracia española, corre corre que te vas, cabeza debajo de la arena, basura debajo de la alfombra, y aquí no ha pasado nada. Rahola no da crédito: "Se ha espiado al juez que lleva los casos y los clientes de Gonzalo Boye, una cosa de una brutalidad que se carga todos los principios de seguridad jurídica y no hay que decir del principio de la ley, porque es una clara prevaricación. Y no pasa nada. ¿Alguien cree que este juez tendrá alguna amonestación?". Y la guinda del pastel, el excomisario Villarejo, el sábado pasado, en el Preguntes freqüents: "Tuvimos a Villarejo en el FAQS y explica con toda normalidad cómo metieron la patita en las campañas electorales, cómo el señor Rajoy lo felicitó porque gracias a las cloacas le habían arañado doce escaños a Artur Mas, como se amañó toda la campaña municipal para que no ganara Xavier Trias... Y lo explican con normalidad y dices: 'Pero esto es muy grande'. ¿Pasará algo? Y no pasa nada...".

José Manuel Villarejo FAQS TV3
José Manuel Villarejo FAQS / TV3

No sólo no pasa nada, como alucina Rahola, sino que es justamente "al revés: lo naturalizan, lo normalizan. Y llega un momento en que 'Bueno, son las cosas de España, ya se sabe, España es así'. Da igual tus derechos, el derecho a la intimidad, el derecho a no ser espiado de la manera más brutal, a poder hacer una manifestación, a poder ser independentista y que no te pongan bajo sospecha permanente, a poder tener un jefe de Estado que no sea un corrupto y un inmoral... Todas estas cosas que quizás dirías que serían normales de reclamar, en España, no. Porque en nombre de la unidad de España han decidido que se puede hacer cualquier barbaridad. Y lo han decidido en derechas e izquierdas. ¿Y por qué lo hacen? Porque hay una masa ciudadana que no tiene ningún tipo de sentido crítico, les da igual. Forman parte de una mentalidad claramente franquista, aunque voten extrema izquierda, con estos temas es una mentalidad claramente fascistoide, de ciudadano sin opinión propia que permite que se vulneren derechos fundamentales en una democracia que es un auténtico putiferio". Por si no ha quedado lo bastante claro, Rahola lo dice claro y catalán: "Todo ello, qué angustia, qué asco. No tenemos ninguna seguridad democrática ni jurídica. La carta de los derechos humanos y civiles en España se dinamita. Son sapos que saltan por los aires y a los ciudadanos los devoran sin ningún tipo de indigestión. Si alguna vez hemos dudado de que la única alternativa de vivir en un país decente mínimamente sólido, con unas estructuras democráticas mínimamente presentables, es fuera de España, ahora ya no podemos tener ningún tipo de duda. España es un putiferio normalizado":