El maestro y guía Montessori Pedro Valenzuela, con más de veinte años de experiencia en educación, alertó en una entrevista emitida por Canal 6 Televisión sobre el uso inadecuado del nombre Montessori en algunos centros educativos. Valenzuela, autor de La revolución de las aulas y del reciente Enséñame a leer, explicó que muchas escuelas afirman aplicar este enfoque pedagógico sin cumplir realmente con sus principios.

“Hoy en día nos encontramos con que muchas escuelas o familias dicen llevar a cabo lo que es el método Montessori y las personas que de verdad estamos formadas en ello nos damos cuenta de que no están haciendo prácticamente nada”, señaló.

Pedro Valenzuela
Pedro Valenzuela

María Montessori y el origen de una pedagogía transformadora

Durante la entrevista, Valenzuela recordó que el método Montessori fue desarrollado a finales del siglo XIX por la doctora María Montessori, en el contexto de la llamada escuela nueva. Este movimiento buscaba romper con el sistema educativo prusiano e industrial, centrado en la obediencia y la preparación para el trabajo en cadena.
En contraste, Montessori defendió la idea de que los niños son seres vivos con necesidades propias de desarrollo: movimiento, comunicación, autonomía y actividades sensoriales.

Montessori como tendencia: entre la fidelidad y la comercialización

Para Valenzuela, la creciente popularidad del término Montessori ha llevado a un uso superficial de la etiqueta. “Montessori es comercial”, advirtió, y apuntó que la manera correcta de acercarse a esta propuesta pedagógica es a través de los textos originales de su creadora y de la formación rigurosa de guías especializados.
El maestro explicó que su propia preparación requirió dos másteres privados de varios años, lo que pone de relieve la profundidad de la formación necesaria.

Pedro Valenzuela
Pedro Valenzuela

Más allá de la crítica, Valenzuela defendió que la prioridad debe ser siempre el bienestar de los alumnos. “Lo que deberíamos hacer es tener debates en la línea de qué es lo realmente beneficioso para el niño y consensuar para llevarlo a la práctica”.

Su reflexión deja en el aire una advertencia clara: en un momento en que la educación busca transformarse, apropiarse del nombre Montessori sin aplicarlo de manera fiel no solo desvirtúa la propuesta original, sino que también pone en riesgo la confianza de familias y docentes que esperan una educación coherente y honesta.