El Real Madrid sigue a lo suyo. Es decir, sigue aburriendo a las ovejas y favoreciéndose por decisiones arbitrales. Si en la primera jornada le regalaron un penalti inventado contra Osasuna (cuándo fue Mbappé quien pisó al defensa rival), este domingo, en la segunda jornada, victoria por 0 a 3 en el campo del Oviedo, el VAR no quiso ver una falta de Tchouameni a un jugador asturiano previo al primer gol de Mbappé, ni un empujón de Huijsen a un delantero rival cuando el marcador señalaba solo un 0 a 1. Nada nuevo bajo el sol. En todo caso, lo que sí es nuevo es que el nuevo técnico madridista, Xabi Alonso, dejara a Vinicius jr. en el banquillo y saliera de suplente en la segunda mitad. El brasileño, un ejemplo de deportista lamentable, hizo lo que siempre hace: faltar el respeto a la afición rival, a los compañeros, cachondearse de todo quisqui, creerse que está por encima del bien y del mal y marcar paquete porque consiguió marcar el 0 a 3 definitivo. Después del partido, una publicación, con el jugador brasileño señalando al cielo (o al marcador) con una mano, y con la otra, poniéndose un dedo en la oreja, y la frase: "Eu sou isso aí..." ("Yo soy así").
Yo soy así, dice. ¿Y cómo es así? Lo que decíamos: un jugador que se piensa que es la reencarnación de Pelé, con unos valores penosos, que se pasa el partido buscando brega y buscando a algún rival, sea del equipo contrario, sea el árbitro, sea la afición. Vinicius parece como si no fuera feliz, o fuera insuficiente, dedicándose a jugar y ya está. No tiene suficiente intentando jugando bien, que si no monta el numerito, no está contento. Este domingo el entrenador madridista sorprendió dejándolo en el banquillo, una muestra de que no se casa con nadie. ¿Y qué hizo él cuando estaban jugando sus compañeros? De entrada, dos gestos cuestionables desde el banquillo: un gran y expresivo bostezo, y después, reír de mala manera cuando el partido estaba empatado a cero. Y después, ya jugando, increpando a árbitro y afición con Mbappé tapándole la boca y la guinda del pastel cuando saltó al césped del Carlos Tartiere, cuando después de marcar su gol envió a Segunda División a una afición que llevaba 25 años sin jugar en Primera, y que encaran esta temporada con toda la ilusión del mundo.
Un gesto con los dos dedos que no viene a cuento. ¿A qué bien eso, cuando es una afición que ni le va ni le viene? Mal deportista que provoca crispación allí donde va. En El Chiringuito lo han analizado, cantándole las cuarenta. Edu Aguirre, que ha sido recibido en Oviedo con honores y cariño, lo desaprueba completamente ("A mí me ha dolido mucho, ha sido un gesto muy feo"). Más rotundo ha sido el presentador. Josep Pedrerol, solo empezar, que a pesar de destacar el nivel de Vinicius, le ha pegado un repaso descomunal: "Qué bueno es Vinicius..., pero con empate a cero, de risas en el banquillo, bostezando en el banquillo, dirigiéndose al árbitro y a la grada con el gol de Mbappé, y Mbappé tapándole la boca y enviando al Oviedo a Segunda cuando ha marcado...". Y el remate final: "Qué bueno es Vinicius, pero... qué pereza me da".
💣 "QUÉ BUENO ES VINICIUS... pero qué PEREZA ME DA". 💣
— El Chiringuito TV (@elchiringuitotv) Augusto 24, 2025
‼️ Tre-men-do discurso de @jpedrerol que se hará viral. pic.twitter.com/8hQp9teiTa
Imaginen si le da pereza a Pedrerol, la pereza que nos da al resto de los mortales. También le ha humillado de manera brillante el gran Cristóbal Soria cuando a raíz del gesto con los dos dedos, ha querido dar su explicación con todo el sarcasmo del mundo: "Sois TODOS muy mal pensados con el gran Vinicius Junior si realmente pensáis que ha querido mandar a la afición del Oviedo a segunda división…el casi Balón de Oro les estaba recordando a TODOS que quedó segundo en la votación…!!!". Maravilloso.