Hay un formato televisivo que por mucho tiempo que haga que lo vemos en diferentes programas, genera siempre momentos en que los políticos hacen pasar vergüenza ajena. Nos referimos a este especie de "Tengo una pregunta para usted", en que diferentes ciudadanos hacen preguntas a los políticos alejadas de los clásicos temas del Congreso. Preguntas donde les interrogan por el precio de las cosas, por los problemas que afectan a las personas más allá de "la unidad de España" con que algunos se llenan la boca desde que se levantan hasta que se acuestan. Ahora, quien ha tenido esta prueba ha sido el líder del PP, Pablo Casado. Y como era de esperar, le han hecho subir los colores.

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Manuel Oropesa, un parado de 42 años de Benacazón, Sevilla, ha sido el autor de una pregunta que los espectadores han aplaudido a manos llenas y que provocó que Casado se quedara con la cara que ven. Ha pasado en El objetivo de Ana Pastor: "Yo quería saber si usted alguna vez ha intentado buscar trabajo o ha estado buscando trabajo alguna vez". La respuesta del pepero no ha dejado satisfecho a nadie:  "Pues sí, pero en tu situación no me he encontrado, la verdad. Y me imagino que tiene que ser terrible y ahora que tengo niños, pues más aún". Pero Manuel tenía otra preparada por si Casado se hacía el afectado: "¿Por 600 euros trabajaría usted?". Y Casado responde: "Ahora mismo por 600 euros no. Pero, al final, lo peor es no tener un empleo, la mayor autonomía es tener un trabajo".

No ha sido el único que le ha dado un zasca con todas las letras. También le ha pintado la cara Irene, una señora del público que le ha preguntado "¿Por qué es partidario de un 155 permanente?". Casado ha soltado su habitual discurso de saltarse la ley, de que todo el mundo cobró las nóminas, de que España es un país maravilloso y bla, bla, bla. Sota, caballo y rey. Nada nuevo bajo es Sol. La espectadora se la devuelve: "Espero que el seny lo tengáis vosotros".

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Casado empieza a ponerse nervioso y tira de hemeroteca:  "¿Sabes cuántos catalanes votaron la Constitución? Más que en mi tierra, Castilla y León. la Constitución española es tremendamente catalana. Consagra las lenguas oficiales, las autonomías, la descentralización. A mi me gusta esta España diversa", dice un Casado segundos antes de hacer 'un Aznar'. Quizás él no habla catalán en la intimidad. Quizás él no lee a Gimferrer. Pero él también es un apasionado -dice- por el catalán: "A mí me encanta el catalán. Ojalá mis hijos hablaran catalán. Es una riqueza. La lengua tiene que ser una riqueza, no una frontera en el Ebro". "Pues enséñales", le responde Irene. Pam. Puedes ver el momento cliqueando en la foto.

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'Una riqueza', pero sólo según qué lenguas. Escolarizar en castellano, comercios en castellano, etc, pero pedirle a alguien que venga a Catalunya que aprenda una de las lenguas oficiales del Estado es una obsesión de los indepes. Lo más triste es que Casado se piensa que diciendo la frase de sus hijos y el catalán ya resuelve toda la soberbia de su partido en materia lingüística. Cómo diría su oráculo y mentor, y I ni tan sols de signes vivim: del so dels signes, no la vida del mot, sinó la pell del so. L’entelament del món a l’obaga dels mots. Si el deseo de Casado se cumple, ya le enseñarán sus hijos qué quiere decir. O que se lo enseñe Aznar.