Uno de los testimonios que más ha dado que hablar esta semana del juicio al procés ha sido el de la secretaria judicial del juzgado de Instrucción número 13 de Barcelona, Montserrat del Toro, que el 20-S dijo que tuvo que salir del departamento de Economía por el tejado del Teatro Coliseum. "Me teneis que sacar de aquí", dijo. También que no lo había pasado nunca tan mal e incluso pidió un helicóptero para marcharse de allí, "pero no fue viable porque estaba lleno de antenas". Los detalles peliculeros fueron tan comentados como su petición de declarar sin que se viera su cara y quedar en el anonimato porque vive en Catalunya.
Veremos si el Tribunal Supremo decidirá dar credibilidad del testigo estelar de la semana, una señora que sostiene que "sentía miedo" y escuchaba voces, como la de Carme Forcadell que no habló aquel día en la concentración. Este jueves, el programa La nit dels Òscars de TV3 ha ironizado sobre esta testigo|testimonio a la que no le vimos la cara porque la ley le permite pedir que no se difunda por la señal institucional de TV. Semanalmente regalan grandes dosis de sarcasmo sobre un juicio que de vez en cuando está proporcionando momentos que provocan vergüenza ajena y que por ellos mismos ya podrían constituir un gag de los dos Óscars. Como cuándo aparecieron en la taza del inodoro haciendo de jueces.
Ahora han vuelto a afilar el ingenio aportando otro testigo protegido que el 20-S también estaba en el departamento de economía: "Yo no había pasado nunca tanto miedo: sólo entrar en el departamento de Economía apareció Jordi Cuixart con una máscara de vampiro y me asustó. Cogió un tenedor y un plato y empezó a hacer ruido. Después entró un Mosso y me empezaba a llamar, pero cuando me giraba, él disimulaba".
"Explique al jurado cómo se marchó de allí", le inquiere Òscar Andreu. La respuesta, sublime, tiene en su fantasía una crítica feroz a lo que se oyó en realidad en la Sala del Supremo: "Saqué la cabeza por el tejado, y vi un tumulto, 34 millones de personas, trinchando coches de la guardia civil. Pedí dos helicópteros, uno para mí y el otro para mi bolso. Pero apareció un dinosaurio gigante volando y se comió el helicóptero. Era un velociraptor". El plató revienta en carcajadas, pero la cosa todavía no acababa aquí:
"Pero si los velociraptors no vuelan...", le rebaten los Óscars. "Pues aquel 20 de septiembre sí. Entonces llamé a Spiderman y gracias a las telarañas, fuimos así de rascacielos en rascacielos y le dije adiós cuando me dejó en el suelo. Y allí me encontré a la Forcadell que me metió un puñetazo. Ah, no, que era Puigdemont". La guinda del gag, el colofón brillante, lo puso el mítico Sebastià d'Arbó parodiándose a él mismo. Puedes ver la hilarante declaración cliqueando en la foto (a partir del minuto 30'28):
"Estamos ante un caso de fenómenos paranormales"... D'Arbó hablaba de la testigo ficticia de los Óscars. Pero es igualmente aplicable a lo que algunos están diciendo en el TS.