Es uno de los discursos más habituales del unionismo desde el 1-O, que se ha repetido los últimos días por las manifestaciones contra la sentencia al procés: Catalunya sufre una fuga de empresas y de congresos internacionales y una pérdida de inversiones por culpa del independentismo. Un relato que los datos desmienten (este año se han marchado más empresas de Madrid que de Catalunya) pero que el españolismo reitera una vez y otra. Una mentira repetida mil veces se convierte en verdad, deben pensar. Pero a pesar de la insistencia, muchos no se lo tragan. Como el guionista de 'La Competència' Oriol de Balanzó que, reflexionando sobre las consecuencias de las protestas indepes, ha dejado al unionismo con un palmo de narices.

oropéndola de balanzo

@orioldebalanzo

De Balanzó recuerda las etapas negras de la historia de la España democrática, épocas de violencia que no impidieron que el Estado acogiera algunos de los acontecimientos internacionales de más relevancia. Como el Mundial de Fútbol de 1982. El verano de aquel año, España recibió las selecciones de 24 países y decenas de miles de visitantes extranjeros. Eso, meses después del golpe de Estado del 23-F, con un tiroteo en el Congreso de los Diputados y los tanques desfilando por las calles de ciudades como Valencia. Pero es que diez años más tarde, el Estado español volvió a ser la sede de dos acontecimientos de primer orden: los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992 y la Exposición Universal de Sevilla 1992. Y eso que eran los años de plomo de ETA, cuando la banda terrorista atentaba más a menudo, y que los GRAPO todavía mataban gente. "Pero ahora quizás hay dudas para hacer unos congresos por una semana de protestas. Ok", escribe irónico:

Ninguna circunstancia, ni la violencia extrema ni los asesinatos de épocas pasadas, hicieron que España no pudiera acoger un Mundial, unas Olimpiadas y una Expo. ¿A quién le interesa hacer creer que los disturbios en Barcelona, que es la cuarta ciudad del mundo que más congresos recibe, provocarán la huida de todos aquellos que vienen cada año a Catalunya?